21. ¿Me diste Amortentia?

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Capítulo veintiuno: ¿Me diste Amortentia?

—Estás loca.

—Lo sé. —admití sonriente, un poco más y daba un salto de emoción.

Samuel soltó una pequeña risa, agarrando la túnica amarilla con negro que yacía en mi cama. Contemplé eufórica como se la pasaba por los brazos para colocársela.

¡Oh, por Dios!

—¿Me veo bien?

—¿Lo dudas? —me acerqué a él, agarré con cuidado su cabello y lo peiné levemente. —Si te pusieras gel, serías idéntico a Cedric; solo que con los ojos claros.

—No me pondré gel, Izzie. No le haría tal falta de respeto a mi cabello. —arquee levemente mi labio inferior, haciendo un puchero. —¿Tu te teñirías el cabello de negro para ser Cho Chang?

Una imagen de mí con el cabello oscuro apareció en mi mente, inmediatamente el horror me invadió.

—¡No! —chille, él soltó una carcajada ante mi reacción. —Bien, ni tú te pondrás gel ni yo me teñiré el cabello.

Él me tendió su mano como forma de cerrar el trato, arqueé una ceja, sonreí y no le di mi mano, en su lugar me di la vuelta para agarrar el resto del uniforme.

—Eso dolió. —lo escuché decir, lo miré de reojo. Tenía ahora su mano en el pecho, y los ojos cerrados, como si le acabaran de plantar una apuñalada. —Eso fue muy de mal gusto.

—Solo ve al baño y cámbiate. —le di la ropa, él empezó a caminar al baño de mi habitación, rápidamente me puse frente a él. —No, yo me cambiaré aquí, tú ve al de la casa.

—¿Y si tu padrastro me ve? —preguntó, noté como su rostro se tensó y sus ojos se agrandaron. Vaya, sí que le tiene miedo a Mario.

Si supiera que en realidad es un niño en el cuerpo de un hombre, al cual le gusta ver The Bing Bang Theory.

—Está trabajando, no te preocupes.

Soltó un suspiro de alivio y continuó con su camino hacía el baño de la casa, pero se detuvo en la puerta de mi cuarto.

—¿Pasa algo?

—¿Cómo conseguiste los uniformes?

Sonreí. —Un brujo jamás revela sus secretos.

—En realidad, se dice: un mago jamás revela sus secretos.

—¡No soy buena con los refranes!

Samu volvió a reír, y por fin salió de mi habitación. Me apresuré a cerrar la puerta con seguro para poder cambiarme.

Es realidad, una tía mía trabaja en el extranjero, hace unos años, cuando Leo y yo empezamos a ser fans compulsivos de Harry Potter, nos regaló unos uniformes. No sabía de qué casa éramos así que nos regaló de las cuatro casas.

Cogí el uniforme de Leo, porque a él ya no le queda; había crecido mucho en los últimos años, es más, tampoco le quedaba su antiguo uniforme del equipo de futbol, al cual renunció.

Es nuestra primera cosa de la lista, así que tenía que ser lo más especial posible.

Me saqué la camiseta, para empezar a abotonarme la camisa blanca mientras me veía al espejo. Mi cabello me llegaba un poco más debajo de la cintura, mamá no quiere que me lo corte porque dice que quiere venderlo.

Mi tía le metió esa idea en la cabeza, así que, cuando esté lo suficientemente largo, se convertirá en una peluca.

Me deshice de mis pantalones, para cambiarlos por la falda.

La lista de deseos de Izzie y Samu © ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora