25. La pelea

46 9 3
                                    

Capítulo veinticinco: La pelea.

Lunes.

Normalmente los lunes son aburridos: natación, comer lentejas en el almuerzo y tener que caminar como zombie por la falta de sueño.

Pero este fue diferente, empezando por el hecho de que compartimos la clase con otra sección y fue incomodo ver a James luego de tanto tiempo.

Después de las clases de natación, nos obligan a todos —sin importar si has nadado o no. —a bañarnos en las duchas, lo hacen porque la profesora debe vigilar que ningún chico se cuele al baño de las chicas pero no puede vigilar a los que no entran a la vez, así que todos debemos entrar.

No tardé ni cinco minutos en remojarme y salir rápido, metiéndome a un cubículo para cambiarme, me estaba amarrando las zapatillas cuando una conversación afuera llamó mi atención.

—¡Kath! Tienes que venir.

—Estoy ocupada, Genn.

—Es James.

Dejó de hablar y yo guarde con cuidado mis cosas, no quería que supieran que yo estaba allí. Luego, sólo escuche sus pasos salir del baño con rapidez.

Empecé a debatir mentalmente si era buena idea ir o no, hasta que unos gritos empezaron y me preocupé, especialmente porque reconocí uno: Samuel.

Sin importarme mis cosas, salí del cubículo y corrí hacia fuera.

Mi corazón se detuvo al ver lo que estaba pasando, quedé pasmada y no supe que hacer en ese instante.

Samuel estaba acorralando a James en una pared, y le estaba tirando puñetazos en el rostro. Me di cuenta de que llevaban un rato así porque los nudillos de Samuel estaban heridos y la cara de James estaba repleta de sangre.

Los amigos de James empezaron a intentar separarlos, era sorprendente como Samuel se negaba a irse, teniendo en cuenta que él tiene menos músculos que todos ellos por separado.

Los gritos a mi alrededor eran muchos, incluyendo a Kathleen quién no hacía nada para detenerlo. ¿Por qué no hace algo? ¡Por Dios!

Me alerté cuando vi a James acercarse a él amenazadoramente, queriendo devolverle los golpes.

Entonces me salté la barrera que habían hecho los amigos de James para no dejarnos pasar, los empujé y me hice espacio para ir hacia ellos, llegando justo a tiempo cuando James levantó su puño.

Me coloque frente a Samuel, abriendo mis brazos para hacer una especie de escudo, mi corazón empezó a latir mucho más rápido de costumbre y no podía apartar la mirada del puño de James, que estaba a unos centímetros de mi rostro.

Casi no podía respirar, sentí que el mundo se detenía a nuestro alrededor y cerré los puños para intentar no temblar del miedo que me estaba empezando a invadir.

—Vete —dije, mirándolo a los ojos. —, si no te vas con tus amigos en este momento, llamaré a la directora.

James no respondió, Cameron sí que lo hizo, se acercó a nosotros, sentí su boca chocar con mi nariz y sentí asco inmediatamente.

—No estás en posición de ordenar nada, Smith. —susurró y mi piel se me puso de gallina.

—¡Aléjate de ella! —gritó Samuel, empujándolo fuertemente, haciendo que cayera al piso. —Si le pones un dedo encima, te juro que-

—¿Qué cosa, señor Clarke?

Todos volteamos hacia la profesora de natación, que acababa de llegar con una vena marcando su frente, me recordó a la de mamá. Tenía los brazos en sus caderas, en posición de jarras y su rostro estaba rojo por la molestia.

La lista de deseos de Izzie y Samu © ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora