Capítulo veintitrés: Marie Dubois.
Creo que jamás había tenido tanto miedo en mi vida.
Tragué saliva al ver de reojo al dueño del centro comercial sentado frente a nosotros, tenía canas por doquiera, una barba de condado y sus ojos eran marrones claros. Me recordaban a algo, pero no pude averiguar a qué porque cada vez que nuestras miradas se encontraban, yo volteaba el rostro.
Era intimidante.
Samuel, en cambio, no tenía ninguna expresión en particular; no parecía preocupado, ni nervioso, tenía la cara dura. Todo lo contrario a mí, que estaba sobando mis manos de los nervios y me sentía transpirar.
El más feliz allí era el hombre de seguridad, ni siquiera se preocupó en disimular su sonrisa.
—¿Llamo a una patrulla para que se los lleven, señor? —dijo el hombre.
¿La policía? Oh, Dios, no, no, no.
—¿Se robaron algo? —preguntó el dueño.
—No, pero-
—Brian, retírate, por favor.
El hombre de seguridad, que ahora sé que se llama Brian, asintió y se fue a regañadientes.
¿Ahora que iba a pasar?
—Tu mamá viene en camino.
—¿Mi mamá? —repetí asustada, prefería ir a prisión.
—No, la suya. —señaló a Samuel, lo volteé a ver. Ahora estaba más perdida. —Marie sabrá qué hacer con ambos.
—¿Era necesario todo esto? —fruncí el ceño más confundida, Samu le hablaba con mucha confianza. —No es la primera vez que quiero quedarme a dormir aquí.
—Es la primera vez que lo haces con una chica.
Nada. Intenté atar cabos, pero no entendía nada.
—Vamos, tío Josh. No robamos nada.
Abrí los ojos a más no poder. ¿Tío Josh?
Volví a mirar a los ojos al hombre, ya sabía de donde se me hacían conocidos. Tim tenía esos mismos colores de ojos, él era su padre.
Eso explicaría porque no estoy en una patrulla o en un internado juvenil ahora mismo.
—Samuel, sé que estás pasando por cosas... complicadas. Pero si no se lo decía a tu madre, yo recibiría todo la culpa si se llegaba a enterar.
¿Cosas complicadas?
Miré a Samuel, pero él me evitó. Sus ojos estaban fijos en el hombre.
La mamá de Samuel...
Jamás conocí a alguna mamá de alguien que me gustase, ni un novio. La madre de James estaba en otro estado y Erick jamás me presentó a sus padres.
Lo único que sabía de la mamá de Samuel es que era divorciada y que se llamaba Marie, eso lo acababa de descubrir. Una imagen de una señora descuidada en su apariencia física se me vino a la cabeza, tal vez porque a la única persona divorciada que conocía era al padre de James, y él no se veía bien.
James decía que su papá estaba pasando por una depresión. ¿La madre de Samuel estará pasando por algo por el estilo?
Mis pensamientos se desvanecieron cuando un fuerte olor a tabaco llegó a mis fosas nasales, fruncí mi nariz y voltee hacía la puerta, que era desde donde veía el aroma.
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La lista de deseos de Izzie y Samu © ✓
Teen FictionPRIMERA Y SEGUNDA PARTE. «Izzie y Samu no querían ser perfectos, querían ser extraordinarios.» Izzie tiene un secreto, que podría arruinar la vida a la que está acostumbrada por completo: tiene VIH. Después de años intentando ocultarlo, el chico n...