7. Olvide que tenía novio

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Capítulo siete: Olvide que tenía un novio.

—Creo que ya se fueron. —dijo, volteando su cabeza para ver por el exterior.

—S-sí, creo que sí. —murmuré mirando hacía el piso, me sentía extraña cuando lo miraba a los ojos.

—Vamos.

Samuel empezó a caminar, saliendo del pasillo y yo lo seguí rápidamente. No sabía a dónde íbamos, ni tampoco porque lo seguía así que intenté concentrarme en el hecho de que lo seguía porque no quería que hablara con los demás.

Una corriente de aire pasó por nuestro lado e inmediatamente me aferré a mi abrigo.

Minutos después estábamos en el área de comida, que estaba al aire libre. El cielo ya estaba azulino y me di cuenta de que ya había pasado un buen rato desde que me fui de la fila de las gasolinas, también entré en cuenta que me había olvidado de James.

Rebusqué entre los bolsillos de mi pantalón, sacando mi teléfono.

Genial, mi suerte no está de buenas; pienso al notar que mi batería está acabada. ¿Qué hago ahora?

—¿Tienes hambre? —la voz de Samuel me trajo nuevamente a la realidad.

Sí, pero no traje dinero; y, a pesar de que me divertí con él, aún no le tenía la suficiente confianza como para dejar que me pagué algo.

—Estoy bien. —él me miró por unos segundos arqueando la ceja. —Es en serio, no tengo hambre.

—Bueno, yo sí. Así que vamos. —dijo volviendo a tomar mi mano para empezar a jalar de ella.

En solo veinticuatro horas ya se le había hecho costumbre hacer eso.

Mis piernas se vieron obligadas a seguirlo hasta la tienda de pizzas, había una gran fila de gente, tanta que de tan solo verla me dio una pereza terrible.

Me detuve al final de la cola, pero Samuel no lo hizo y al sentir que yo no avanzaba volteo con el ceño fruncido.

—¿Qué haces?

—Hacer fila. —contesté sin entender.

—¿Quién hace la fila?

—Todo el mundo. —exclamé obvia.

Él sonrío y jalo nuevamente de mi brazo, lo seguí confundida hasta el principio de la cola: frente al estante. Allí había un chico muy apuesto, tenía su cabello castaño oscuro muy ondulado, amé sus rizos, quién al ver a Samuel lo saludó chocando puños.

—¿Hola? —me miró por dos segundos, después a Samuel. —¿Quién es?

—Tim, ella es Izzie. —sonreí cohibida. —Izzie, él es Tim.

El chico sonrío y estaba por darme la mano, si no fuera porque alguien nos interrumpió.

—¿Sabes lo grandioso que sería tener una Death Note? Mi vida sería más fácil. —sus ojos se encontraron con los míos, percatándose de mi presencia. —¿Quieres entrar en ella?

Fruncí el ceño confundida hacía la chica que había dicho eso, no sabía lo que era una Death Note. También era simpática sin embargo daba una apariencia muy pesada. Tenía el cabello negro muy oscuro, un pirsin en la ceja y un delineado grueso que resaltaban sus ojos. Me miraba como si me fuera a matar.

—Y ella es Gónica. —añadió Samuel.

—Púdrete, Clarke. —dijo ella sacándole el dedo medio. —No es gracioso que combines mi nombre con la palabra gótica.

La lista de deseos de Izzie y Samu © ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora