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Eso definitivamente no lo podría pasar, no porque simplemente Mateo le haga ojitos y le dejé embobado.

—Estás jugando ¿cierto?—pregunto Manu, al ver que Mateo no le decía nada y solo le miraba. Se tomó la frente.

—Mateo...sos o te haces, ¿Viste lo que pasó hace un rato? Si me quedo con vos seguro que...

—Descansaras bien—interrumpió el menor—. Mi viejo no tendrá problema en que te quedes, es más, mi pieza está hasta arriba y tengo espacio de sobra.

Vainstein se detuvo un momento para mirar lo imposible que era Palacios, ese pibe le estaba jodiendo la de verdad.

—No, esa es mi respuesta...me esperan en casa y...vos sos un atrevido de mierda que, que solo te gusta provocarme. Es eso boludo.

El rizado suspiro resignado, se pasó por su lado yendo hacia la sala de estar apagando la última luz que había en la casa y después se dispuso a subir por las escaleras.

Manuel con el ceño fruncido camino para alcanzarlo.
—¿A dónde vas?

Mateo se detuvo a mitad de la escalera girándose a él.
—No pierdas tu tiempo, te están esperando...—y con eso, el menor siguió su camino. La única luz que estaba era la que estaba en la calle, Manuel se tomó el cuello soltando el aire.

—Gil de mierda—susurro yendo a la puerta de la casa para salir, pero antes se tomó las bolsas de su pantalón revisando si tenía las llaves de su auto.

Pero eso no fué así.

Soltó el aire sorprendió por el jueguito que se había armado, el imbécil de Mateo. Justo cuando cerro la puerta de la casa sintió la conocida respiración detrás suyo.

—Entonces si te quedarás, he—la risa burlona de Mateo choco contra su cuello haciendolo tensar su mandíbula.

—Sos un tramposo de mier...

—Shhh, que despertas a mi hermano y a mi viejo—susurraba Mateo, Manuel se dió media vuelta medio mirando el rostro del menor, las luces de afuera ayudaban muy poco.

—¿Cuando me las sacaste, gil? En que momento—pregunto susurrándole, Palacios se cruzó de brazos. Ambos estaban lo suficiente cerca como para sentir la respiración del otro.

—¿Querés que te haga una interpretación para que recordés?—Manuel no sabía cómo había llegado hasta la casa de su rival de siempre, como lo hacía sentir, molesto y como un tonto al mismo tiempo.

Mateo al no recibir respuesta se alejó de tomandole de su muñeca y tirando de él hacia su habitación, el rizado no había estado más feliz que ahora, tener en su pieza a uno de los pibes más calientes que había conocido, justo así.

—No puede ser...

Susurró Manuel lamentándose cuando Mateo abrió la puerta de su habitación y se dispuso a prender la luz sin soltarlo.
—¿Cómo es que acepté venir con vos? Yo no soy así, se las consecuencias, no pude ser tan tonto como para no saberlo.

Palacios soltó una leve risa soltándolo para adelantarse a sacar la frazada de su cama, Manuel envío rápidamente un mensaje a su madre antes de mirar al rizado.

—Dejame recordar...ah sí, es que te acababa de chapar y por eso aceptaste—respondió Mateo sentándose en la orilla de su cama para sacarse las zapatillas.

Manuel seguía sin comprender.
—Se directo, Palacios.

—Que...prácticamente estabas caliente por mí y por eso aceptaste. O seguís caliente por mí, corta.

ƇƠƝƬƦƛƦƖƠƧ·TruepliK·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora