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Manuel seguía en shock por lo que acaba de pasar en la sala de estar, pero ver a Mateo con su celular escribiendo tan tranquilo y sereno le molestaron más.

—¿Qué cagada acabas de hacer Palacios?—hablo mirándolo—. Que yo sepa vos y yo no somos... novios.

Quizás no sonó tan molesto como quiso. Mateo se acercó a él hasta la orilla de su cama donde Manu estaba sentado.

—No te pongas así bebé.

—Mateo no me digas así...—se quejó poniéndose de pie alejandose de sus manos—. No sé porque siquiera te dije aquello esa noche en el evento.

Palacios quiso hacerse el que no había escuchado, simplemente se sentó bien sobre su cama rodando los ojos para hacerle saber al mayor que no era nada importante.
Porque Mateo sabía la cosas que Alise le había dicho, pero si Manuel no quería no le iba a rogar más, si aún con sus cariños Vainstein no tomaba eso como algo serio.

Quizás era eso, porque eso sentía en un principio hacia él, solo quería un buen polvo con Manuel pero...
Poco a poco fue sintiendo algo más fuerte que solo tener horas de placer con él. Mateo había borrado todos sus contactos y los había bloqueado para no tener distracciones y si esto para e fué mucho, pero si para Manuel todo esto no es más que una ayuda para sacarse a esa mina de la cabeza, no valia mucho la pena entonces.

—No importa lo que crea mi viejo, agradece que no se portó de otra forma y que aceptó nuestra relación.

—Falsa, nuestra falsa relación...—aclaro Manuel, Mateo se mordió los labios mirando su celular en sus manos.

Manuel le miró suavizando su mirada, Mateo se puso de pie queriendo salir de la habitación, pero Manuel lo frenó.
—¿Y ahora que?—pregunto el menor mirándole desentendido.

—Lo que sea que tengamos, debemos parar—dijo Manuel, Mateo miró a su escritorio sin mirarle a los ojos—. Yo no, no estoy para una relación amorosa...

—Lo sé Manu...—contesto mirandole—. Sé que la mayoría de las veces me pasó con vos y te provocó, sé que no sentís lo mismo que yo.

Vainstein miró sus ojos intentando buscar lo que no encuentro al ver que esos ojos café oscuros sostenían su mirada. Sinceramente espero otra cosa menos esa barrera en los ojos de Mateo, parecía demasiado desinteresado para lo que había pasado antes.

—Vamos a comer lo que preparo mi viejo, seguíle el cuento, no pasa nada.

Y con esas palabras Mateo sonrió alejándose de él saliendo de su pieza, Manuel se mordió los labios cerrando sus ojos. ¿Qué acaba de hacer?
Lo único que le había dejado claro era que había perdido su tiempo con él por un simple polvo.

¿Tanto le costaba aceptar lo que se ve a simple vista? Pues al parecer sí, una y otra vez. Él creía que Mateo quería lo mismo, siempre portandose tan intenso y tan atrevido con él.

Cuando hace menos de medio año ambos se peleaban en los pasillos, parecía que se odiaban a muerte cada que se encontraban, que se miraban. Sin contar las veces que llego a romper esos labios de Mateo durante sus encuentros, esos labios que ahora parecían llevarlo a la luna y de regreso.

Los que lo hacían vulnerable, esas manos que lo enloquecían cada que le tocaba. Mateo Palacios Corazzina era una persona muy hábil para obtener lo que quería, siempre se le considero así. Pero nadie sabía que lo hacía de manera dulce.

Trueno era una persona tan envidiada y temida para algunos.
¿Por qué sentía que estaba haciendo lo incorrecto al decirle eso?

Se mantuvo un poco pensando en aquello, en el pasado de ambos durante los tiempos de sus peleas.

ƇƠƝƬƦƛƦƖƠƧ·TruepliK·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora