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Sus bocas se unieron rudamente, sus cuerpos crearon fricción y roces y sus respiraciones se tornaron erráticas al momento de separar sus labios.

No era un tierno beso como todos los que se habían dado, pero comenzó a despertar en ellos, emociones jamás antes despiertas que comenzaron a volver a ambos seres locos.

—Joonie...– preguntó cuando se separaron lentamente para respirar bien, y Namjoon acarició su cintura.

—Mmh ¿qué pasa amor?

—Quiero dormir.

Namjoon abrió los ojos y frenó los besos en el cuello de su novio.

Una sola vez en su relación había besado aquél niveo cuello y ahora que por fin lograba hacerlo de nuevo, ¿él quería dormir?

No planeaba llegar a algo más lejos, pero quería probar su piel, aquellos trozos de piel que poco probaba y quería darles especial dedicación.

Pero no todo parecía ser perfecto para Kim Namjoon.

—¿D-dormir?

—Mjm, la salida de hoy a desayunar y pasear con los chicos me agotó.– suspiró y rodó sobre la cama hasta su espacio en ésta para ocultarse bajo las sábanas y acomodarse para dormir.

La confusión en el rostro de Namjoon tenía dos razones:

Una, Seokjin era quién lo había arrastrado a la habitación a oscuras pidiendo mimos y besos no tan tiernos.

Y, dos, eran las seis de la tarde.

—Cielito, es algo temprano para dormir.

—Silencio, jamás es temprano o tarde para dormir. Ahora, ¿puedes abrazar a tu esposo y seguir besando mi cuello? Esos besos me gustan.

—Está bien, esposo.– Namjoon sonrió en grande y se ocultó bajo las sábanas junto a él, abrazó su cintura pegándolo a su cuerpo y besó su mejilla dulcemente antes de bajar sus besos a su mentón y luego a su cuello como bien había sido pedido.

—Uhm Joonie...

—¿Mjm?

—Hoy por la noche no te salvarás de lavar todo.

Kim frenó sus besos y lo miró mal.—¡Pero y-

—Los besos no servirán.

Él puchereó y se dió vuelta en la cama dándole la espalda en un berrinche a lo que Jin rió por la actitud infantil y lo dió vuelta de nuevo para que vuelva a mirarlo de frente.

—¿Por qué te enojas?

—Sabes que detesto la cocina.– puchereó enojado aún de espaldas.

—Hay que aprender a soportar algunas cosas que odiamos para vivir un poco más en paz.

—Bien. Realmente, sólo entro en ella siempre sólo por tí.

—¿En serio? ¿Incluso antes de que fuéramos novios?– sonrió enternecido acariciando la mejilla derecha del menor que seguía con un puchero renegón en sus labios.

—Si.– contestó secamente, y Jin rió.

—Oh vamos amorcito, no puedes estar enojado siempre que te pido eso. Todos aquí debemos mantener el hogar porque Jungkook desordena todo siempre.

—Lo sé.– volteó a mirarlo de frente de nuevo.–Es sólo que... últimamente ya no me acompañas y es divertido cuando lo haces, sino es aburrido y deprimente hablar con las esponjas y los cubiertos porque ellos no tienen vidas interesantes. Ni mucho menos me dan besos o se ríen tan preciosamente como tú.

Jin sonrió suspirando y se ocultó avergonzado en su pecho, totalmente rojo.

—Me alegra que los cubiertos no puedan hacer eso.

—Sip. Sólo tú puedes besarme así de hermoso y perfecto. ¿Puedes prometer que jamás me dejarás de besar? Tus besos son mi seretonina diaria.

El mayor rió y asintió mirándolo nuevamente. Se acercó a besarlo y extendió más el beso moviendo sus labios, de modo que ahora se encontraba con todo su cuerpo sobre el moreno recargando su mentón en su pecho. Al separarse lo abrazó por el torso y se acurrucó más esperando que el otro acaricie su espalda y cabello como siempre hacía cada que estaban en su posición favorita, y al hacerlo sonrió enormemente.

—Nunca dejaré de besarte Joonie, ni mucho menos de mandarte a lavar a la cocina.

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Muchas gracias por el apoyo últimamente y constante en la historia, me incentivan mucho a seguirla sabiendo que les gusta💖💖
Los amo♡

𝘍𝘢𝘪𝘵𝘪𝘯❥︎

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¡namjoon, yo no lavo tus cosas! © namjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora