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Sus ojos no podían percibir nada al rededor suyo, estaba temblando ligeramente, con nervios y miedo.
No sabía dónde estaba, pero podía sentir un olor natural, el aire fresco, lo que le llevaba a pensar que estaría en algún lugar de fuera.
Tampoco sabía cómo iba vestido, porque Jimin le tapó los ojos después de que se bañara sin dejarlo seguir con su siesta diaria.
Era sábado, su día favorito de la semana porque siempre lo compartía sólo con Namjoon, pero estaban peleados, y le dolía saber que no podía estar entre sus brazos como quería.
Formó un puchero en sus labios, y decidió mover sus manos por el lugar a ver si encontraba algo al rededor tangible que lo ayude a descifrar dónde estaba.
Hoseok y Taehyung lo habían llevado hasta ahí en un viaje que pareció durar dos vidas enteras, y al bajarlo huyeron en el auto diciéndole que Yoongi estaría por el lugar, y que tenga mucha suerte.
Muchas incógnitas aparecían en su cabeza mientras recordaba sus momentos con su novio, al cuál extrañaba más que demasiado.
Lo amaba, y todos los días lloraba en silencio a la madrugada cuando dormía en su fría cama sin tener esos brazos rodeándolo como siempre pasaba.
Percibió unos pasos aproximándose, y se asustó girando la cabeza a todos lados, aún que no pudiera ver.
—Hola Jin.– era la voz de Yoongi, y se tranquilizó.– Sé que no sabes dónde estás, pero no te preocupes, lo descubrirás pronto.– habló con un tono tan pacífico que nunca había escuchado de su parte, y lo hizo rejalarse al instante, sonriendo.– Tomaré tu mano e iremos a dónde te necesitan, ¿bien?
Sintió el tacto en su diestra y cómo era envuelta por ese calor familiar de su mejor amigo, fué jalado despacio haciendo que camine, preguntándose dónde lo necesitaban y para qué.
Se sentía en esas películas románticas que veía con Namjoon dónde sorprendían a uno con una hermosa cena a la luz de las velas y la luna, en una playa inmensa y preciosa y luego le pedían matrimonio. Pero algo le decía que pensar eso era hacerse ilusiones de cosas que sólo pasaban en las películas, así que lo descartó enseguida dejando que el destino lo sorprenda.
Caminaron varios metros hasta que Min lo soltó, lo oyó caminar un poco más hasta que se detuvo y murmuró algo, pareciendo charlar con alguien.
Frunció el ceño y jugó con sus manos, de repente se había puesto nervioso.
Sintió otro tacto en su mano nuevamente, y confiando de nuevo en Yoongi avanzó junto a él.
Caminaron más de lo que esperaba, pero estaba satisfecho porque el ambiente se sentía tranquilo y el aire era demasiado agradable, a pesar de aún estar sumamente confundido.
Se detuvieron, y escuchó cómo Min caminaba al rededor suyo y se detenía tras él.
Las manos del pálido se movieron en su cabello, y desataron la cinta negra que le impedía ver hace horas.
Fué retirada, pero no pudo abrir los ojos de inmediato.
Una mano se posó en su hombro y lo acarició lentamente, dándole confianza a través del gesto para que mirara a su alrededor.
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¡namjoon, yo no lavo tus cosas! © namjin
Fanfic•[No se permiten adaptaciones de ésta obra en específico]• Seokjin obligaba a un flojo Namjoon todos los días a que haga sus quehaceres, en especial lavar lo que debía y no quería, pero jamás imaginó que todo aquél lío que formaban en la alborotada...