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Pasó una semana en la que Namjoon iba y venía para todos lados en la casa, salía y entraba a cualquier horario, y eso preocupó e intrigó de más al hyung mayor. Sobretodo porque en ese tiempo dejó de prestarle mucha atención.
Era como su época de trabajo, aún que en vacaciones, porque se despertaba en la mañana, lo saludaba con un beso en la mejilla y un "ten un lindo día", y se iba para regresar a la noche y dormir ya no en el cuarto del mayor como esa temporada, sino en el suyo al que misteriosamente no lo dejaba pasar. Y aquello era algo que también lo puso mal, porque vió entrar a todos los chicos allí, pero en cuanto quería hacerlo él, estos lo alejaban y distraían nerviosamente.
Lo peor era que no sabía si enojarse con Namjoon pensando cosas que lo hacían sentirse peor, hablar con él o... ignorarlo como él lo hacía.
Esa mañana estaba despierto poco antes de que su alarma sonara, miraba el rostro de su pareja dormitando, con sus cabellos cayendo hasta tapar sus ojos y él se encargaba de apartarlos delicadamente con sus dedos.
—¿Qué pasó contigo, Namjoonie? ¿Acaso ya no quieres lavar conmigo?– rió débilmente, y siguió acariciando su piel caramelo que tanto amaba besar.
Un toque pareció despertarlo, pues se removió en la cama y sus párpados se apretaron, al igual que sus brazos la almohada extra que Jin cambió por él. Afortunadamente, Namjoon tenía el sueño pesado, así que no se le dificultó el salir de sus brazos, porque tampoco se había vuelto un descorazonado, él seguía abrazando a su amor antes de dormir pegándolo a su cuerpo.
—¿H-hyung?
—Quedan diez minutos para que suene tu alarma, no sé si quieras seguir durmiendo un poco más.
—¿Qué haces despierto ahora... a-antes?
—No lo sé. Nisiquiera sé si dormí.– siguió susurrando, por lo que el otro no podía notar mucho su tono dolido, además del sueño que aún poseía.
Sus ojos pegados y el cabello revuelto le daban un aspecto adorable que Jin sólo quería lanzarse a besarlo todo el día. Pero quería saber qué pasaba.
—¿Ya no me quieres, Joonie? ¿Te hartaste de mis retos? Seguro es eso, creo que fuí muy duro, mereces a alguien que...
—Jin...
—Alguien que no sea así contigo, que sea más dulce y no tan gruñón, mandón, quizá exagerado...
—Seokjin...
—Porque quizás ya te cansaste de mí, pero quiero que sepas que yo aún te am-
—Seokjin ya!– habló más fuerte el menor, asustando un poco a su hyung quién se cohibió. No midió lo mucho que hablaba.– Yo... no es nada de lo que dices. Te amo, pero no puedes saber la razón de mi desaparición.
—¿P-por qué?
—Porque... sólo no puedes saberlo.– juntó sus manos y las apretó, dejó un beso en las contrarias y pensó que con eso bastaría al mirarlo a los ojos. Pero se equivocó cuando la mirada notó decepción.
—Pensé que ibas a ser mejor que esto Joon. Nunca me has ocultado nada, por nada del mundo.– soltó sus manos, y Namjoon boqueó con su corazón latiendo por el tono frío que esta vez si notó, y su rostro que jamás había visto de esa forma. Triste, y decepcionado.– Prepararé el desayuno. Prefiero que no... me hables en todo el día, no podré contenerme de besarte cuando no sé si tú también lo quieres.– salió de la cama aún en pijama y luego de la habitación.
Esa noche se había escabullido a dormir con él al no poder pegar un ojo. Aún que tampoco lo había hecho con éste ahí.
Namjoon apretó los párpados mientras una lágrima rodaba por su mejilla. Tomó la almohada a su lado y con fuerza la lanzó a cualquier lugar sin preocuparse por su destino.
—Eres un idiota, Namjoon. El plan no era descuidarlo...
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Porque no todo es felicidad siempre, bebés:(
-3...
𝘍𝘢𝘪𝘵𝘪𝘯❥︎
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¡namjoon, yo no lavo tus cosas! © namjin
Fanfiction•[No se permiten adaptaciones de ésta obra en específico]• Seokjin obligaba a un flojo Namjoon todos los días a que haga sus quehaceres, en especial lavar lo que debía y no quería, pero jamás imaginó que todo aquél lío que formaban en la alborotada...