Capítulo 2

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—Si me disculpan, iré a saludar a unos conocidos —digo, buscando la manera de salir de ahí.

 —"Ya llegue."

 Sonrió como una tonta. El simple hecho de que ya se encontrase aquí mejoraba mi ánimo en gran escala.

 —"Te veo en la casita del embarcadero"

 Respondí de vuelta, tan rápido como pude y espere unos segundos para encaminarme hacia la casita del embarcadero en donde incontables veces Ava y yo jugamos de niñas.

Nos encontramos en la entrada y entrelazo mi mano con la de él. Tiro de ambos hacia el interior de la casita y una vez dentro me aseguro de pasar el pestillo a la puerta. Mi bolso de mano aterriza en el cómodo mueble de la segunda planta una vez que llegamos a ella y me vuelvo hacia él.

Se encontraba despampanante con su esmoquin y pajarita, el cabello castaño casi cobrizo peinado ligeramente en puntas y aquellos intensos ojos grises que resultaban ser mi perdición. Su antifaz, negro azabache, con pequeñas líneas irregulares en plata, hacia juego con el mío.

—Hola —musita con suavidad y una deslumbrante sonrisa en los labios.

—Hola —respondo de vuelta.

Posa ambas manos alrededor de mi rostro y sus pulgares realizaron suaves caricias en mis mejillas. Me mira una última vez antes de sentir sus labios sobre los míos en un suave beso. Como extrañaba sentirlo de este modo.

Sus manos se desplazan hasta mis caderas. Mis brazos envolvieron su cuello y mis dedos se entrecruzaron con sus cabellos. La colonia de Hugo Boss para caballero se infiltra por mi sistema olfativo junto con su gel de baño. En definitiva, una combinación que me encanta. Sus brazos me envolvían el cuerpo, apretándome más contra él.

—Te extrañe —murmura, rozando mis labios ligeramente por lo que su aliento golpea directamente sobre mi labio superior. Besa mis labios nuevamente, tierna y prolongadamente.

—También te extrañe —musito, acariciando sus cabellos con las yermas de mis dedos.

Se sentía tan bien el estar así con él, abrazada a él.

—Es un bonito vestido. —comenta con tono juguetón y me toma de la mano para hacerme dar vuelta sobre mi eje y añade:— Aunque quizás sea algo corto.

Su comentario me hace recordar la pequeña discusión que tuve con papá antes de salir hacia el acto.

Me retoco los labios y aliso mis cabellos por última vez antes de colocarme el collar de perlas que me había regalado Josh en nuestro aniversario. Aun cuando había insistido en que no había tenido que hacerlo él insistió en que lo aceptara. Tomo el brazalete de diamantes, el cual había sido un regalo por parte de mis padres cuando consideraron que ya tenía la edad suficiente para entender el valor de la joyería y unos pequeños pendientes que venían de parte de Ted.

Aliso mi vestido rojo. Ese que había decidido usar después de tantas horas de debate conmigo misma. Tenía un escote en forma de gota sobre mis pechos, la abertura en la espalda la cual dejaba la misma al descubierto por completo y el largo me llegaba por encima de las rodillas.

Quería verme sensual para Josh y este vestido sin duda alguna me hacía sentir de ese modo. Hace un mes que no lo veo y la ansiedad me está matando en este momento.

Tomo mi teléfono celular, junto con mi bolso de mano y salgo de mi habitación encontrándome con papá en el pasillo.

—No vas ir con ese vestido al acto, ¿verdad? —pregunta, levantando ambas cejas y mirándome de arriba abajo. Su antifaz negro lo llevaba en una mano.

Las Sombras de mi PadreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora