Capítulo 4

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La preocupación se refleja con rapidez en sus ojos, los cuales nunca se han apartado de los míos y niego casi imperceptiblemente para tranquilizarlo.

La conmoción ha golpeado en todos los presentes, dejándolos mudos y completamente sorprendidos.

—¡Doscientos cincuenta mil dólares por la hermosa Phoebe a la una, a las dos…! —tío Elliot mira hacia donde se encuentra Mathew, quien aún no se cree la exorbitante suma que Josh ha hecho y da por finalizada la subasta al no obtener respuesta de él— ¡Adjudicada! Al hombre del antifaz negro y plata.

Josh sonríe complacido mientras se acerca a la tarima y levanta el brazo para tomar mi mano y ayudarme a bajar. Su colonia me reconforta y me siento muchísimo mejor ahora que me encuentro abajo y lo tengo a mi lado.

—¿Te encuentras bien? —pregunta en tono bajo, apoyando su mano ligeramente en mi espalda y se inclina solo un poco.

—No puedo creer que hicieras eso —musito, levantando mi mirada hacia él—. ¿Doscientos cincuenta mil dólares?, ¿en serio, Josh?

Se encoge un poco de hombros, tratando de quitarle importancia al asunto y sonríe con un poco de timidez.

—Vales cada céntimo, preciosa —murmura—. Vales mucho más de lo ofrecí esta noche.

No puedo evitar sonreír ante sus palabras y por cortesía, esperamos a que la subasta del primer baile llegue a su fin. La última de las chicas alcanza la suma de los siete mil dólares y el hombre en cuestión la espera al final de la tarima. Tío Elliot da por culminada la subasta del primer baile y todos vuelven a su mesa, excepto las chicas y los hombres quienes las acompañan. Josh acaricia mi espalda suavemente y me volteo hacia él.

—Vamos, te esperan en la mesa —dice y lo odio momentáneamente por ello.

No quiero separarme de su lado aun y tampoco quiero que esa suave caricia en mi espalda finalice, pero sé que tiene razón y comenzamos a caminar. Pronto llegamos hasta mi mesa, donde aún se encuentran todos sentados.

—Señor Grey —saluda a papá, estrechando su mano con él y me pregunto cómo será después de que por fin hablemos con ellos mañana—. Señora Grey, un placer volver a verla —besa la mejilla de mamá y se aparta de nuevo hasta quedar a mi lado.

—Josh, que bueno verte de nuevo —comenta papá, sonriendo.

—Fue un interesante evento el que nos ofreciste esta noche, muchacho —mi abuelo, quien se levanta y estrecha su mano con él, voltea a verme de forma inquisidora.

¿Es mucho pedir que los hombres de la familia Grey no posean esa mirada? Supongo que se adquiere con los años.

—En mi defensa, debo de decir que valía la pena luchar —comenta, provocando que me ruborice y agradezco a dios el que todos se encuentren enfrascados con él.

Papá asiente, dándole la razón y nuevamente vuelvo a sonrojarme.

—Por favor acuérdate de matar a tío Elliot por haberme montando allá arriba —murmuro hacia papá—. No quiero volver a pasar por lo que ocurrió.

—Eres exactamente igual a tu madre en ese aspecto, cariño. —Papá voltea hacia mamá y deposita un corto beso en sus labios—. Recuerdo como se colocó en cuanto tu tía Mía la subió al escenario.

—Supongo que se sintió exactamente igual que yo.

La conversación continúa hasta que un hombre, en compañía  de una mujer, se acerca hasta nuestro círculo e inicia una conversación con papá. Josh charla con mi abuelo sobre leyes y casos, sobre bufetes y planes a futuro. Hasta ahora es que me doy cuenta de que Ted no se ha unido a ninguna de las conversaciones desde que llegamos hasta la mesa y se mantiene en su silla, charlando con la tía Kate acerca de Ava.

Las Sombras de mi PadreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora