Capítulo 17

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Después de buscar en el armario, se decide por una camiseta de mangas cortas y un pantalón de pijama. Para cuándo se une a mí en la cama ya he probado del primero de los postres: la torta de chocolate con crema.

Se acomoda a mi lado en la cama y pasa su brazo por detrás de mi espalda.

-¿Qué has comido? -pregunta en tono divertido y me recuerda a un nene de cinco años.

-Sólo la torta de chocolate con crema -respondo y pico un trozo para dejarlo a la altura de sus labios-. Prueba.

Abre la boca y el cubierto con el postre se pierde detrás de sus labios. Mastica con suavidad y finalmente me regala esa sonrisa pícara.

-Esta excelente, pero sé cómo puede llegar a saber mejor -musita y toma el cubierto para picar un trozo de la torta y dejarlo cerca de mi labios.

Acepto el postre que me da y en cuestiones de segundos ataca mi boca en un feroz beso. Sus labios saben a chocolate, a crema y a maravilla.

-Umm... Definitivamente sabe mejor -musita y vuelve a aparecer esa sonrisa que me derrite.

Se decide esta vez por el mouse y puedo sentir claramente los tres chocolates: oscuro, de leche y blanco.

-¿Qué tal está este? -pregunta luego.

-Delicioso.

-De todos, sé que mi favorito será este -murmura con ese tono roncó y seductor y toma una de las fresas del bol para remojarla en la tasilla que contiene el chocolate.

Cuando la fresa no gotea más chocolate la deja frente a mí y yo me inclino hacia adelante y la muerdo. El dulce del chocolate y el sabor cítrico de la fresa se mezclan en mi paladar y sabe exquisito. Me concentro en saborearlo y cuando me volteo hacia Josh su pupilas se han dilatado y tiene la mirada llena de una pasión contenida.

Decido devolverle el gesto y remojo una de las fresas en el chocolate. Cuando ya no gotea rozo la fresa contra sus labios y abre la boca para que yo ingrese la fresa. La mastica con suavidad y antes de darme cuenta me tiene ahorcadas sobre sus piernas y con la boca pegada a la mía.

El beso es apasionado, caliente y con sabor a chocolate y fresas. Las manos de Josh se aferran a mi cuerpo y mis dedos se mezclan con sus cabellos.

Mi cuerpo se calienta a medida de que sus manos se mueven inquietas sobre mí y lo siento a través de cada partícula de mi cuerpo.

El cuerpo entero me cosquillea y es una de las sensaciones más maravillosas que he sentido jamás. Sus manos se mueven desde mi cintura, recorriendo mis brazos hacia arriba y finamente terminan acunando mi rostro.

Me tumba sobre la cama y se apoya sobre los codos para no aplastarme con su peso y sus labios vuelven a chocar contra los míos en otro apasionado beso. Su miembro duro choca contra el centro de mi cuerpo y un gemido se escapa de mis labios. Mis manos se pasean por debajo de su camisa y recorro sus abdominales, deleitándome con la dureza y definición que marca cada uno de ellos.

Josh me toma de la cintura y lleva hacia arriba hasta alcanzar el centro de la cama y se acomoda entre mis piernas. Su boca se desvía de la mía y comienza su recorrido hacia abajo, hacia mi cuello y lo besa y lo chupa y todas mis terminaciones nerviosas se disparan.

Sus manos recorren mi cintura por debajo de la camisa y su boca continua torturándome, arrancándome gemidos de placer infinito y envuelvo su cintura con las piernas, atrayéndolo más hacia mi cuerpo. Su miembro vuelve a presionarse contra mi centro y mi cuerpo se arquea en respuesta.

Alzo la cadera y la rozo contra Josh, arrancándole un gemido ronco y profundo.

El sonido insistente que proviene de la mesita del lado derecho rompe los movimientos y exclamaciones de ambos y Josh sale de mi cuello, incorporándose. Nuestras miradas chocan entre ellas y sus ojos brillan y están dilatados.

Las Sombras de mi PadreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora