20| "El niño"

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Las maletas estaban listas y echadas a un costado de la puerta principal, Narcissa cargaba una botella de "agua" que en realidad era Vodka

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Las maletas estaban listas y echadas a un costado de la puerta principal, Narcissa cargaba una botella de "agua" que en realidad era Vodka. Muy ingenioso de su parte.

—¡Cissy!

—¡Ya voy! —. Narcissa se echó la botella entre los brazos y cargó sus dos maletas —. Estoy lista.

Una notificación resonó por el vestíbulo, Narcissa encendió su celular y suspiró cuando vió el mensaje.

—Ten unas lindas vacaciones. Si claro, gracias —. El sarcasmo era evidente en su voz ante el reciente mensaje que suponía que era de Ethan, ya que venía de un número privado.

Un mal presentimiento comenzó a invadir el pecho de la chica, miró hacia todos lados dentro de la casa mientras Fury le miraba con la ceja levantada.

—¿Todo bien?.

—Ten listo el protocolo RIAP —. Fury frunció el ceño pero alistó su celular mientras los demás le miraban intrigados.

Narcissa se acercó a paso lento a la puerta principal y la abrió lentamente, detrás de esta había un niño, el mismo niño que le había entregado al carta. Estaba llorando en silencio, muerto de miedo.

—No te muevas. Dime dónde está —. El niño movió solamente los ojos, hacia un edificio grande a la derecha, a la lejanía se veía el reflejo de una luz —. ¿Es de la residencia?

—Uzziel ha estado teniendo problemas con una compañía privada, te quieren a ti también Nina —. Ella asintió y sacó rápidamente la mano, tomó al niño del cuello y lo arrojó dentro de la casa, un disparo se escuchó y la bala impactó en el umbral de la puerta. Todos se alarmaron y Fury presionó unos botones en su teléfono. Narcissa tomó el estuche y lo abrió rápidamente, sacó su francotirador y tiró, la bala impacto en el auto.

—¡Ahora Fury! —. Una motocicleta comenzó a andar, Narcissa tomó sus pistolas rápidamente y salió corriendo de la casa, se montó en la motocicleta y arrancó mientras todos llamaban por su nombre.

Los disparos se oían por toda la ciudad, provocando así, las sirenas de los autos patrulla. Pero estos eran muy lentos, Narcissa hacia toda clase de movimientos para evitar a los demás autos y a la balas que iban dirigidas hacia ella. La velocidad a la que iban era impresionante, el aire le calaba en los ojos haciéndola lagrimear mientras un hombre se apoyaba en la ventana para dispararle. Era un auto deportivo delujo, Narcissa supuso que tenía algo que ver con el negocio de las drogas.

El auto bajo paso por debajo de un camión, Narcissa le pidió a dios en un grito interno que la protegiera y se bajó de la moto mientras se deslizaba por el asfalto, jaló la moto en todo momento y cuando de milagro pasó hacia el otro lado, en una maniobra que parecía estar muy bien practicada se subió en menos de cinco segundos a la moto y continuó persiguiendo al vehículo.

El auto cayó por un muelle y Narcissa cayó junto con este, empapándose en el proceso. Pero en el auto no había nadie.

—¡Maldición! —. Le dió un golpe al agua y nado hasta la orilla escuchando las sirenas de las patrullas.

Pasó a un lado de los oficiales completamente empapada de pies a cabeza y con una cara de odio profundo.

—¡Narcissa! —. Natasha llegó a su lado y le dió una toalla, la chica se comenzó a secar mientras Fury hacía acto de aparición.

—Quiero a ese niño lejos de Uzziel.

—Shield procederá como mejor le parezca.

—¡No fue una pregunta, dije, que lo quiero lejos de Uzziel!

—¡Agente Brown!

—¡Nick, ese niño está en peligro, si tengo la oportunidad de sacarlo del infierno que yo viví lo voy a hacer, aunque tenga que secuestrarlo! —. El tema había ido demasiado lejos, la cara de Narcissa estaba roja de la furia que sentía y amenazaba a Fury con un dedo.

—Entrégueme su placa, agente Brown —. Narcissa, aún enojada como un perro rabioso se deshizo de la toalla a golpes, sacó de algún lado su placa y la puso violentamente en la mano de Fury —. Estas dada de baja.

—¡Bien!

—Sin privilegios.

—¡Quédatelos todos!

—Y, no irás a ese viaje.

—¡Excelente!, ¡Métete tu estúpido viaje por el culo, Nicholas!

Caminó haciendo que su hombro chocara con el del hombre, ignorando de nuevo todos los llamados por su nombre. Ella sola caminó hasta la casa, tomó sus cosas que ya estaban apiladas en la puerta gracias al viaje y las subió a su troca, sacó todo lo demás de su cuarto e hizo lo mismo que antes. Apagó su celular cuando este no dejaba de sonar, tomó sus llaves y se alejó de ese lugar, dirigiéndose de nuevo hacia su pequeño y cómodo departamento.

Cuando llegó a casa todo estaba exactamente igual como lo había dejado, exceptuando al hombre que estaba sentado en su sofá.

—¿Qué estás haciendo aquí?

—Solo estaba de paso.

—Si claro —. Dejó sus maletas en el piso y caminó hacia él, deteniéndose cerca pero alejada —. ¿Qué quieres Ethan?

—Dejaste escapar a esos hombres.

—Fue un percance.

—Hubiera sido mejor para mi que los hubieses atrapado.

—Bueno lo lamento, ¿si? —. La voz de Narcissa sonaba furiosa, seca y demandante, pero por dentro se moría del miedo.

—Es bueno verte, te ves tan linda como siempre —. Ethan se paró del sillón y Narcissa se quedó anclada en su lugar, incapaz de moverse. El hombre acarició su mejilla y ella tuvo que tragarse la bilis que se produjo en la punta de su lengua —. Tienes un hermoso rostro, ¿Lo sabías? —. El timbre de la puerta sonó y ambos miraron hacia la puerta —. Atiende.

La chica fue capaz de moverse y agradeció la oportunidad de alejarse de Ethan, cuando se dió la media vuelta se acercó a la puerta y la abrió de par en par. Clint estaba detrás de ella.

—¿Estás bien?, sacaste todo de la casa —. Narcissa volteó instintivamente hacia atrás, dándose cuenta de que ya no había nadie en su sala —. ¿Tienes compañía?

—No —. Se apresuró a contestar y se hizo a un lado para que Clint pasase.

Etéreo | Bucky Barnes, Steve RogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora