21| "¡Quédate quieto, Peter!"

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Narcissa había estado comiendo los últimos días de un pote de helado, Clint y los demás habían salido a su viaje de vacaciones

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Narcissa había estado comiendo los últimos días de un pote de helado, Clint y los demás habían salido a su viaje de vacaciones.

—Tremenda mierda, ellos allá soleándose y yo aquí engordando —. Miró por última vez la foto de todo el grupo en la playa mientras saludaban y bloqueó el celular enojada —. ¡Felices vacaciones!

Se sentía culpable pero al menos le alegraba un poco que el niño fuese el único que no había asistido a las dichosas vacaciones. O eso creía.

 O eso creía

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—Ay no.

—Ay si —. Fury le entregó su estuche mientras ella se sobaba el tabique de la nariz —. Creo que ya has aprendido la lección.

—¿Qué no han vuelto ya?

—Si, pero necesito a la agente Brown, no a los vengadores —. Narcissa bufó rendida y tomó la carpeta que Nick había dejado en la mesa.

—¿Qué hay con el niño?

—¿Peter?

—No. El niño por el que me quitaste la placa —. Miró detalladamente las hojas, imágenes y reportes, grabando cada palabra en su cabeza —. No trabajaré hasta que hayas hecho lo que te pedí —. Dejó caer la carpeta en la mesa, se cruzó de brazos y miró al hombre frente a ella mientras bufaba.

—El niño está a salvo, Narcissa. Su antigua familia trató de recuperarlo pero no fue así y ahora se encuentra a salvo con una familia nueva.

—¿Estás seguro?, ¿Cómo sabes si no es Uzziel?

—Narcissa.

—Pero y si—

—Agente Brown —. Ella se quedó callada el instante —. Te aseguró que el niño está bien, Nina. Ahora, necesito que hagas lo que te pedí; después de eso te devolveré tu placa y privilegios —. Narcissa asintió de mala gana, tomó el estuche y salió de la oficina de mala gana.

Aparentemente, y sin exagerar; Fury había mandado al pequeño Peter en una misión, y en esos momentos le tenían cautivo, así que Narcissa tendría que rescatarlo y traer el suero que estaba perdido. Una variante del suero del supersoldado que no debía andar por ahí, suelta.

—Tengo confirmación de la base —

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—Tengo confirmación de la base —. Narcissa estaba en la catedral de una iglesia, con la campana moviéndose a su lado, marcando las siete de la tarde.

Por la mira de su recién recuperado francotirador podía ver una pequeña base, "base" ya que era una casa  realmente grande con un campo enorme, donde había gente practicando artes marciales pero no se veía ningún tipo de seguridad ni armas por algún lado.

Avance, soldado.

Narcissa guardó sus cosas en el estuche y las dejó en la catedral —. Si me voy a morir, no dejes que me vean desnuda.

¿Además de las mil personas que ya lo han hecho?

—Ja, Ja, Ja, que gracioso Nick —. Bajó escalando la torre de la campana y aterrizó en el pasto, le dió un empujón al rifle de asalto para que se quedase colgando en su espalda con la correa y se movió rápidamente y sigilosamente hasta la base.

Se escondió en un gran arbusto y sacó sus binoculares. Todo seguía igual que cuando había echado un vistazo.

—Vamos, vamos —. Veía impaciente al sol, que se iba ocultando poco a poco detrás de las montañas —. Apúrate pequeño pedazo de mierda.

¿Agente Brown?

Hay demasiada gente fuera, esperare hasta que oscurezca.

Y así fue. Las cosas seguían su ritmo normal mientras ella comía unos cacahuates japoneses hasta que finalmente oscureció. Se limpió las migajas en el pantalón y avanzó hasta la base. Miró a todos lados asegurándose de que no hubiese nada ni nadie y se pegó a la pared.

—¿Qué está haciendo? —. Sam le entregó los binoculares a Steve, quien se asomó por ellos.

—Pensé que les gustaría ver a la agente Brown en acción.

—Llevamos horas aquí, apenas se está moviendo.

Esperando instrucciones, señor —. La voz de Narcissa era en un tono serio y rebotó en los auriculares de todos.

—Proceda.

Narcissa sacó una pequeña bolsa militar que iba colgada en su cintura y le puso silenciadores y linternas a las armas que iba cargando encima. Una pistola y el rifle de asalto. Las guardó de nuevo y sacó unas pinzas de su bolsillo, se acercó a una pequeña caja metálica. La caja de fusibles. La abrió, sacó los fusibles, los guardó en su bolsillo.

Al instante se escucharon quejidos dentro de la gran casa, el campo y esta se habían quedado completamente a oscuras. Narcissa cerró la tapadera, sacó un gancho que encajó en el techo y rápidamente comenzó a subir por la pared. Dió dos pequeños toques en su reloj y un aura plateada salió echando bruces en dirección a la casa. En la pequeña pantalla se podían ver muchísimas figuras y una de ellas era Peter, lo tenían aislado en un...

—¿Laboratorio? —. Frunció el ceño y caminó por el techo hasta dar en el borde del laboratorio. Encajó el gancho de nuevo y dio unos cuantos pasos por la pared hasta llegar a la ventana. Que sorprendentemente solo se podía abrir desde fuera. Algo ingenioso si tenías a alguien secuestrado.

La abrió lentamente, asomó la cabeza y la alejó rápidamente al ver un puño que impactó contra la madera. Era el puño de Peter.

—Tienes buenas manos niño —. Su reloj parpadeo, indicándole que el tiempo se acabaría pronto.

—¿Narcissa?, ¿E-Eres tú?

—Si, soy yo. Ahora quita —. Peter abrió la ventana completamente y se alejó de ella. Narcissa se impulsó de la pared y entró a la habitación, cayendo de puntillas para no hacer ruido. Peter miró el gancho y se sorprendió al ver que este se desintegraba en el aire —. Tecnología de punta. Es genial, ¿ qque sí?

—Es, ¡asombroso! —. Peter tenía una sonrisa de boca abierta mientras miraba el rastro que había dejado el gancho en el aire.

—Escucha; no podemos salir por ahí, hay demasiada gente fuera y hay más dentro de la casa. Tendremos que recuperar el suero que—. Se calló cuando Peter puso frente a sus narices un pequeño tubo de vidrio con un líquido azul —. Bueno, yo llevaré eso —. Lo tomó y lo guardó en su pequeña mochila —. Ahora hay que irnos de aquí.

Etéreo | Bucky Barnes, Steve RogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora