02| "Casa"

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—¿Y a dónde vamos? —

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—¿Y a dónde vamos? —. Preguntó mientras jugueteaba con su pantalón.

—Iremos a... casa —. Le dijo el rubio.

—Ah, órale —. Rodó los ojos y rió.

—Steve quiere decir que vamos a nuestra casa, hay otras personas ahí así que compórtate —. Le explicó el hombre de cabello oscuro.

—¿Disculpa? —. Preguntó ofendida.

—Disculpa aceptada.

—¿Quién te crees que eres como para decirle que hacer a la grandiosa Narcissa Brown?

Los tres bajaron del auto, la casa era realmente grande, si fuera un poco más grande se podría decir que entraba en la categoría mansión. Cissy se acomodó los lentes de sol y se tomó otra píldora, Coulson le regaló un bote y una pequeña bolsa de paletas, Coulson era como el santo grial para Narcissa.

—Oigan pero..., yo tengo un apartamento, no puedo quedarme aquí.

—¿Qué tiene tu pequeño apartamento que no puedas encontrar aquí?, ya trajeron toda tu ropa —. Le preguntó la voz grave.

—Amm... ¿es, pequeño?.

—Si, es pequeño —. Le dijo Steve.

—¿Es tu departamento y no sabes si es pequeño? —. Le preguntó Barnes con el ceño fruncido.

—No me refería a eso, no me gustan... no importa.

Los tres entraron en la gran casa y su llegada llamó la atención de todos, había dos chicas en la mesa y cinco chicos más.

—¿Todos ustedes viven aquí? —. Narcissa no dejaba de ver el interior de la casa como si fuera una niña pequeña que entraba en una dulcería pero no podía comer ningún dulce.

—Hola desconocida —. Cissy al instante reconoció la voz y chilló cuando se encontró con Natasha en un abrazo, todos los demás las miraban con el ceño fruncido mientras ellas dos hablaban al mismo tiempo sin siquiera escuchar qué es lo que decía la otra. Al final ambas explotaron en carcajadas y se abrazaron otra vez.

—¿Qué está pasando? —. Clint le veía con los ojos entrecerrados tratando de reconocerla hasta que una chispa llegó a su mente y salió corriendo hacia ella.— ¿Barton también? —. Preguntó Bruce.

Barton y Brown chillaron al mismo tiempo y se repitió la misma rutina que con Nat, el trío maravilla estaba junto de nuevo.

—Oigan... no entiendo nada.

—Yo tampoco.

—¿Por qué accedimos a traerla? —. Se preguntó Barnes.

—Debimos haberla dejado en Shield —. Al instante la distinguida risa de Narcissa se calló y le dió una mirada asesina a los hombres que osaron sacarla de su cómoda cama en la sala de descanso—. Uy si, una niña, que miedo.

Etéreo | Bucky Barnes, Steve RogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora