33• Superar el pasado

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JADE

Lo que empezó como un simple capricho por asistir a la discográfica y poder verlos desencadenó en algo impensado. Jackson, aquel chico del que creí estar enamorada en mi adolescencia, hizo aparición de manera inhóspita.

Joshua fue a buscarme a la empresa, Tad se lo había pedido. Tuve que contarle todo lo sucedido en el trayecto a mi departamento, él estaba horrorizado. Payne es dos años mayor que yo, siempre me ha cuidado y sobreprotegido, dándome algunas libertades. No es como si fuera un absorbente en su totalidad, solo lo justo y necesario. Nos contábamos todo, jamás hablábamos de relaciones; poco me importaba con quién salía y a la inversa, lo nuestro pasaba por otro lado, conversábamos de cosas en general.

En un momento de suma confianza le conté que me gustaba Jackson Lander, un chico también mayor, cinco años para ser exacta. Lo que empezó como una mera atracción se fue dando hasta un acercamiento que, con el pasar de los encuentros, concluyó en una especie de relación no definida. Tenía que ocultarme para salir con él, mentirles a mis padres diciendo que iba a casa de Alison, o que debía hacer un trabajo extracurricular.

Jackson vivía solo, en un departamento muy cercano a mi colegio, siendo este el punto de los encuentros; aquellos que al principio eran tiernos y casuales, pero que después pasaron a ser un escondite para besarnos hasta quedarnos sin aire.

Los meses transcurrían, su insistencia por conocer partes de mi cuerpo se hizo notar. Ya no era un tierno chico, sus necesidades de hombre lo atormentaban, y yo era poca cosa para satisfacerlas con simples caricias.

Me negué lo más que pude, tanto que su paciencia se agotó. Las palabras que dijo y el tono que utilizó me perturbaron las noches posteriores a su viaje fuera de Brooklyn. Lo transfirieron de universidad, y no por problemático, Jackson era una eminencia en sus estudios, hijo de buena familia, lindo, carismático, todo lo que cualquier mujer querría; pero yo era una niña, muy tonta en ese momento.

Había logrado convencerme, huiríamos juntos. Mis padres no estaban, todo era perfecto, incluso faltaban días para alcanzar la mayoría de edad, era mi decisión y voluntad. Pero esa tarde vi a Joshua y todo cambió.

A veces, cuando no estaba en su rol de bobo insoportable, nuestras charlas eran entretenidas. Recuerdo que fue por mí a la salida del colegio en forma inesperada, con esa linda sonrisa jugando con su cabello rubio, llamando la atención de todas las chicas del establecimiento. Me invitó un helado, y durante la cantidad de minutos dialogando, soltó una frase que hasta el día de hoy recuerdo

"No confundas cultura con sabiduría, Jadie"

No la entendí. Sus ojos se cerraron completamente de tanto reír; pero ahora, tan solo unos años después, la comprendo, aunque no la aplico en su totalidad.

Desistí de huir con Jackson y lastimar a mi familia, le pedí a Payne que se quedara conmigo y fue la primera vez que dormí con un chico, la primera vez que entendí que no todos los hombres son iguales, incluso que mi mejor amigo podía ser tierno conmigo las 24hs del día y los 365 días del año. No me pedía más de lo que podía brindarle, tampoco reclamaba mi forma de quererlo.

Joshua Payne me escuchó llorar, me consoló y argumentó que vendrían tiempos mejores, que un gran hombre llegaría a mi vida cuando menos lo esperara. Y le creí... Siempre le creo.

—¿Te quedas a dormir conmigo? —Le pregunto cuando el auto aparca en el garaje.

—Iba a hacerlo de todos modos, no voy a dejarte sola —sonríe desabrochándose el cinturón de seguridad—. Sabes... Me gusta tu auto, ¿lo intercambiamos?

Solo sigue las reglas [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora