JADE
Llego de una fiesta en la que he bebido más de la cuenta. Mi amigo Joshua me acompaña para asegurarse de que estoy a salvo. Todo me da vueltas y el dolor de cabeza intermitente no desaparece.
Horas más tarde mis ojos se abren con torpeza cuando la luz de la ventana me encandila. Ya no puedo conciliar el sueño de nuevo y lo mejor será levantarme de una vez para darme una ducha.
¡Diablos! ¡Jamás volveré a salir!
El sonido del agua chocando con mi cabello es lo suficientemente audible para que el dolor continúe. Trato de pensar en todo lo que ocurrió anoche, pero los recuerdos son borrosos. En mi mente solo se refleja la imagen de un tipo de cabello negro, bastante atractivo para variar, sonriéndome de lado desde la distancia. No tengo idea de quién se trata.
Termino de asearme y me observo en el espejo; todo mi maquillaje se encuentra corrido, soy un desastre. Quito los restos negros de rímel y sombra hasta dejar impecables mis ojos avellana. Hidrato mi piel y, en tanto disemino la crema, noto que estoy más pálida de lo normal; la borrachera de anoche ha causado estragos en este cuerpo. Desenredo mi negro cabello tratando de recordar algo; aunque es imposible, es como si mi memoria se hubiese reiniciado después de que Joshua me dejara en la habitación.
Intento no darle importancia, en un par de horas lo llamaré para pedirle explicaciones, y por qué no, para que me oriente acerca de mis actos.
Mi celular suena impaciente en mi mesa de luz. Envuelta aun en la toalla me acerco para ver en la pantalla un número desconocido.
—Hola ¿Quién habla? —Contesto cortante.
—Hola, hermosa, ¿Cómo amaneciste? ¿Te quedaste pensando en nuestra propuesta?
—¿Quién eres? ¿Qué propuesta?
—Te dije que lo olvidarías hoy en la mañana —ríe—. Estabas muy ebria cuando hablamos.
El hecho de pensar que le he dado mi número a un completo desconocido me hiela hasta los huesos. Por suerte sé que Joshua me acompañó a casa, nunca me pasaría nada estando a su lado.
—¡No sé quién eres ni porque tienes mi número! No molestes.
—¡Soy Joan! Nos conocimos anoche; estaba con mi amigo Tad.
—Discúlpame, no tengo idea de quién eres; asi que, por favor, no vuelvas a llamarme.
¿Joan? ¿Será el tipo de pelo negro en el que tanto he pensado en estas últimas horas? No lo sé, es confuso. Intento pensar qué fue exactamente lo que ocurrió anoche, pero las imágenes son borrosas, la noción del tiempo no es acorde a mis pensamientos.
La pantalla del celular se enciende y esta vez es a causa de un mensaje.
Número Desconocido —Jade, soy Tad, hicimos un trato, firmaste un contrato con nosotros y debes cumplirlo. Revisa tu cartera.
✔ ✔
¿Quién es Tad? ¿Un contrato? ¡De qué mierda están hablando! Calma Jade, debe ser una equivocación, seguro es otra persona.
Busco en mi cartera tal y como lo indica el mensaje. Una tarjeta aparece entre mis pertenencias. "J&T Discográfica". Hay dos números telefónicos y una página web en el dorso junto a la dirección donde se encuentra la empresa. Sin dudarlo busco mi laptop y reviso el perfil.
Sí, en efecto, es una empresa discográfica, ¿pero qué clase de contrato pude haber firmado con ellos? Canto como la mierda y hasta donde sé no hubo karaoke anoche, ¿o sí?
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Solo sigue las reglas [+21]
Romance¿Qué harías si un día decides experimentar cosas nuevas y quedas sumergido en un triángulo obsesivo del cual no puedes salir? Tad Bennett y Joan Grant son dueños de una de las mejores discográficas del país. Además de compartir los negocios, una cas...