37• Apuesta peligrosa

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TAD

Kurt y Joan alardean frente a dos mujeres hermosas, con Brendan solo observamos. Desde que tengo memoria estos dos han actuado así, impulsivos sin pensar en nada más que en sus escasas cualidades y el deseo desbordado de vaciarse sobre cualquier orificio.

Poco me importa quién de ellos dos gane esta absurda pero cuestionada apuesta, solo maldigo a Grant por su descaro.

—Cambia esa cara, Tad — pide Brendan atento al espectáculo—. En un rato regresarán; uno molestará al otro, habrá una tonta discusión del pasado y finalmente, volverán a la normalidad.

—¿Por qué siempre analizas todo? —Sonrío y vuelvo mi vista hacia mis amigos.

En menos de lo pensado los dos logran el objetivo, esas pobres chicas cayeron en el juego. Los veo retirarse saliendo casi a la par, discutiendo por lo bajo sin que sus acompañantes se den cuenta. Nunca sabremos con certeza quién ganó, pero tampoco será un empate; son tan ineptos que es muy probable que otra idea surja después, como quién se pone más ebrio o quién dispone de más dinero en el banco.

Los ignoro para concentrarme en la pista como cualquier persona lo haría, pese a ello, algo inesperado sucede. Unos ojos avellana se clavan en los míos a la distancia, reprendiéndome y haciéndome sentir una personas horrible: Jade.

Ella lo ha visto todo, a Joan con la castaña, y a mí sin impedirlo. Esto no es un engaño de mi parte, sin embargo, se siente igual. Le di a entender a Grant algo que no es cierto. Sé que no estuvo bien, lo he dejado dudando; pero estoy harto de verlo tan prepotente, de que no medite sus acciones como corresponde y de que siga lastimando a diestra y siniestra.

Volteo para hablar con Brendan, pero no está aquí, me ha dejado solo. Hijo de puta. Ahora no sé qué hacer, si permanecer en mi posición omitiendo que Jade se encuentra en la pista con sus amigas, las cuales no se han percatado de mi presencia, o salir hacia el auto y cortarle el polvo a Joan por imbécil para limpiar culpas después.

—Acá estamos —dice el moreno, apareciendo con los otros dos.

—¿Qué pasó? ¿Son de polvo fugaz? —Me burlo.

—Cállate, Bennett —refuta Joan—. ¿Dónde está?

—Detrás de ti—Indico con disimulo—. Ella te vio salir. ¿Y tú, qué haces aquí? —Le pregunto a Kurt.

—¡Cuéntale, Riley! Dile que la pelirroja te acarició de una bofetada.

—Cállate, Joan —Se queja—. Toda la vida me he metido en problemas por tu culpa, niñito imbécil, ¡ya madura!

Kurt se preocupó más por la presencia de Jade que el idiota de Joan. La chica, al oír el nombre de otra, se desquitó. Bien hecho.

—Entonces nadie gana —ironizo.

—La besé primero, deposítame los 100$ —Reclama Kurt y Grant enfurece—. Te lo mereces por engañar a Jade.

—¡Yo no engaño a nadie! Jade y yo no somos nada.

—Tiene sentido —Señala Brendan hacia el centro de la pista.

La pelinegro y sus amigas se divierten con un grupo de chicos, es posible que se trate de sus amigos de la universidad. Ella no está viéndonos, no obstante, sabe perfectamente que estamos aquí.

—¿Y ese idiota quién es? —expresa Joan con intenciones de acercarse.

—Tú te quedas aquí —Lo detiene Kurt del brazo—. Déjala en paz. Bien que estabas por irte a follar con otra y no se te pasó por la cabeza su imagen.

Solo sigue las reglas [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora