TAD
Cada año para Halloween hacemos una fiesta en casa donde varias personas vienen a divertirse y beber un rato. Como siempre, la temática es de disfraces y eso ayuda a que todos se muestren más desinhibidos a la hora de intimar.
Las mujeres compiten por tener el disfraz más encantador de la noche, en base a esto, puedo decir que Halloween es la fiesta que más espero. Sin embargo, este año será distinto, hace más de cinco meses que Jade está viviendo con nosotros. Cinco largos meses de sexo ininterrumpido diario, quitando el descanso de siete días al mes por su periodo, los que en ocasiones se han reducido solo a cuatro.
Nunca pensé que el sexo le gustara tanto, igual, o incluso más que a nosotros. Estoy tan conforme con su compañía que no he vuelto a estar con otra persona. Increíble, el solo pensarlo me pone nervioso. Tiempo atrás no hubiese contemplado la posibilidad de congeniar solo con una mujer; aunque eso incluyera juegos, sumisión, trío en nuestro caso.
Ahora espero a Joan para ir a la oficina, estoy afirmado a la puerta del vehículo preguntándome qué carajos hace últimamente que se demora en salir; es el rey de la puntualidad y el orden.
Tenemos que hablar acerca de los preparativos, es en un par de días y hay que contemplar lo que sucederá con Jade durante ese lapso de horas. Nadie sabe que hay una chica viviendo aquí con nosotros, hemos intentado mantener el secreto evitando asistir a reuniones con nuestros amigos para no dejarla sola. En algún momento se nos agotarán las excusas.
Mi socio sale por fin de casa y hago el planteo tan solo subir al vehículo. Espero tener una respuesta coherente al respecto y no una pauta cínica.
—No podemos hacer una fiesta en casa y dejarla encerrada en su habitación—Remarca con seriedad—. Por lógica, ella puede asistir como una invitada más, siempre y cuando no se escape.
—¡No escapará! Ya no tiene intenciones de irse, créeme—Puedo asegurarlo sin problema—. Pero me preocupa que otros la vean y quieran acercarse a hablar con ella.
—Jade no puede acceder a tener sexo con otros, ese es su límite, por lo demás no hay problema.
—Lo dices tan tranquilo... como si no conocieras a nuestros amigos o la clase de gente que viene a esta fiesta todos los años.
—¿No será que tu incomodidad es no poder intimar con otras mujeres por miedo a que ella se dé cuenta? —Cuestiona irónico—. Porque te informo que no eres su novio, Bennett, solo te la coges cuando tienes ganas y ella hace lo mismo contigo.
—¡Vamos, Grant! ¿Qué te pasa? ¿Te acostarás con otras y harás que ella se dé cuenta? Antes no me hubiese importado, pero ahora es diferente, no lo sé.
—Espera... ¿No has tenido sexo con otra mujer desde que Jade llegó a casa?
—No, no lo he hecho. ¿Tú sí?
—Tampoco —reímos— ¿Qué nos pasa, Tad? ¡No éramos así, quizá se nos fue de las manos! Además, tengo miedo de que Jade se vuelva cada vez más pervertida y nos pida hacer algo entre nosotros. ¡No estoy preparado para eso, Bennett, yo no pienso tocarte jamás!
—También lo he pensado—Sigo riendo—. Pero no tenemos que ceder ante sus órdenes, Joan, ella tiene que cumplir solo las nuestras. A mí nunca me pide nada, ¡tú eres el sumiso!
—¡Cierra la boca! No es así, solo lo disfruto. En la cama las cosas surgen, eso es lo interesante.
—Hay cosas que debes consensuar de forma previa —alego—. Como sea, esta noche hablaremos con Jade y la pondremos al tanto de todo.
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Solo sigue las reglas [+21]
Romance¿Qué harías si un día decides experimentar cosas nuevas y quedas sumergido en un triángulo obsesivo del cual no puedes salir? Tad Bennett y Joan Grant son dueños de una de las mejores discográficas del país. Además de compartir los negocios, una cas...