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" La diferencia entre ambos, es que ella nació para sangrar y él para provocar el sangrado."


Puedo sentir su mirada.

Me analiza, como si pudiera sacar alguna respuesta o solo como si admirara mi sola presencia enfrente de él.

— La heriste.— dice, yo solo lo miró.

— Me defendí.— espetó, mi comentario es fuerte y serio mientras el se hecha para atrás en su silla, su despacho era espacioso, más grande que el de mi padre pero un poco más acogedor.

— Le cortaste el cabello.— vuelve a hablar con el mismo tono. Yo solo alzo mis brazos restandole importancia.

— Le volverá a crecer.— digo, esta vez dándole vueltas a mi silla ya aburrida de su conversación. Justo cuando creo que terminamos, lo veo levantarse de su silla y llegar a mi, se inclina hacia a mi poniendo sus manos en la silla provocando que esta deje de dar vueltas.

Su rostro está cerca del mío, su aliento se mezcla con el mío pero solo me quedo quieta sintiendo la sensación de emoción en mi vientre. Su rostro se voltea un poco buscando la forma de mis labios para poder alejarse con una sonrisa. 

— Pudimos ser amigos, Morgan.— dice, yo solo sonrió igual que el, falsamente

— No quieres mi amistad y mucho menos yo la tuya, eres un rey y por eso no me sorprende tu poca importancia hacia mi persona. Pero, eso se acaba hoy.— digo, me levanto de la silla para verlo subirse a su escritorio, me acerco a él sin vergüenza alguna.

— Quiero mis papeles de Dama en espera.— digo, el alza una ceja para tomar un mechón de mi cabello y ponerlo en su lugar. Sus ojos me miran con un brillo particular que me hace seguir presionandolo

Quiero salir de este lugar.

— Por qué crees que te daría tus papeles ahora qué mi madre te eligió? — pregunta alzando su mano, el anillo en su mano me hace sentir confundida, esa no me la vi venir.

Si tiene el anillo, es por que acepta el compromiso.

Si acepta el compromiso...

Seré su esposa y no podré salir de aquí.

— Le gusto a tu madre por que se como actuar enfrente de ella, pero...  Cuanto crees qué tardara en descubrir que la linda, educada y elegante prometida de su hijo es una Dama en espera? Tengo un historial muy grande y todos los hombres con los que estuve, no creo que sean tus amigos.— digo para ver como hecha su cabeza para atrás y vuelve a verme con su cara emocionada.

— No sabes cuanto me divierto contigo, Morgan.— blanqueo mis ojos para soltar mi agarre en la mesa y notar como ahora el es libre de moverse, sin embargo solo siento sus manos en mi quijada.

— Me aburriste tanto que creí ibas a ganarte a mi madre, cuando lo hiciste y te comprometieron conmigo dije que no sería malo por que tendría una mujer más pero... solo te bastaron dos días, dos pequeños días para explotar.— su agarre en mi quijada se suelta haciendo que pueda recuperar la movilidad de mi boca.

Me alejo bastante de él al sentirme en peligro de su mirada, el alejarme no basta ya que el mismo es quien toma la decisión de abrir la puerta para dejarme ir, muevo mis pies hacía la puerta hasta que el pone su mano por sobre mi cintura.

— Me demostraste que tan interesante puedes ser hoy, Morgan. Me demostraste tu lado arrogante, serio y rebelde. Si lo que querías era enojarme, metiste la pata por que ahora solo ansío con más ganas la boda.— responde para dejarme ir.

Justo cuando estoy por irme, su voz sería y demandante pide que me arregle para ir a ver a su madre. Yo solo alzo mi dedo del medio para seguir mi camino hasta las escaleras, las subo con gran rapidez sintiendo a alguien detrás de mi.

En cuanto abro mi puerta y entro, veo a Alisa abrirse paso para verme con emoción, toco mi frente apunto de estallar de la ira.

Justo cuando estoy por tirar el anillo, puedo ver la ventana. Mis cejas se juntan al ver como el roto no está dejando en claro que la cambiaron, muevo mi vista hacia las cosas sobre la cama notando como todas son de marca.

Con duda voy hasta el baño para abrir la pluma y sentir el agua caliente, miro a Alisa y ella solo se encoje de hombros diciendo que en cuanto el doctor dijo que tenía fiebre por frío, el vino directo a mi cuarto y mandó a cambiar todo.

Cierro mis ojos, debía pensar todo con claridad.

Tantas emociones no me hacían bien pero realmente me sentía como un reloj de arena, ya me estaba llenando de muchas emociones.

— Puedes prepararme el baño? Por favor.— pido, Alisa asiente mientras que yo tomo las bolsas y las dejo aun lado, tomo mi ropa interior de conjunto para luego tomar un vestido rojo del armario.

Dejo el maquillaje listo junto con los accesorios, Alisa termina el baño para avisarme que saldrá a ver como esta el pastel. Yo solo quito mi ropa y amarro mi cabello para entrar a la tina, el agua caliente relaja mi cuerpo mientras mojo mi cara frustrada.

Si me iba de aquí, tendría que volver con mi padre.

No importa a donde vaya, iba a estar más segura con Alexander que contra persona.

Maldita suerte.

— Tienes una mala audición.— pego un brinco justo cuando la voz de Alexander se escucha detrás de mi, me volteo notando como me mira recostado en el marco.

Su mano se estira a mi, mis ojos miran el anillo que deje sobre la mesita de noche para poder ducharme.

— No importa que hagas, si estas matando a alguien, si estas tomando un baño o haciendo cualquier cosa. No dejes este anillo en ningún momento, este anillo es la probabilidad de que te dejen con vida o que te la quiten. — su mano toma mi mano obligado a hacerme pegar al borde de la tina, mis mejillas arden ante la piel que no es cubierta.

En cuanto pone el anillo, me avisa de que hubo un cambio de planes y me debía apurar, lo veo irse del baño en cuanto me avisa de que su madre no es exactamente paciente. Yo solo lo veo irse sin importar como me encontró o lo que vio.

Un rey que no abusa de su poder.

Interesante.

Casada con el Diablo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora