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" Ella quería libertad pero yo, yo no se la puedo dar luego de probar sus labios."

Alexander Ivanoov.

Limpio mi labio con una sonrisa mientras que veo a Morgan desaparecer con mi madre, puedo sentir el sentimiento de diversión crecer en mi pecho cuando varios socios se acercan a felicitarme pero yo solo puedo pensar en ella.

Princesa, no sabes cuanto me encanta esto.

— Señor Ivanoov, podemos hablar?— mi cabeza se inclina aún lado cuando veo al padre de Morgan esperando por mi respuesta, yo solo sonrió para asentir.

Ambos vamos a otra parte de la fiesta por lo que el ruido cambia a uno suave, voy directo a la barra para servir dos tragos que le paso, puedo ver como espera a que yo beba para el poder beber primero.

Patético.

— Qué es lo qué desea? — pregunto bebiendo con cuidado mientras tomo asiento viéndolo con una atención limitada.

En cuanto empieza a hablar sobre Morgan, el como nos casamos y sobre cuanto dinero le daré por su hija.

Vy zhalkoye zhivotnoye.— espeto. Mi voz es seria, tanto que la tensión en la habitación era para cortarla con una hacha y no un cuchillo.

Me levanto de mi silla para caminar hasta su espalda, puedo ver como esta tenso por lo que colocó mis manos en sus hombros con gran fuerza viendo como reciste la queja

— Morgan, ya no es de su propiedad. Ella, es una Ivanoov, una puta Reina. — digo mientras mi agarre se vuelve más fuerte.

— Si veo, que tansiquiera la mira a los ojos, le habla o dice algo sobre ella. Me encargare de que cada una de tus partes del cuerpo se encuentren en bosques diferentes y te lo advierto, soy muy malo despellejando carne de animal.— digo, suelto mi agarre para ver como se levanta rápido.

Inclino mi cabeza aun lado cuando veo como se va de mi despacho y de la fiesta con todos sus hombres, con una sonrisa salgo de mi despacho para ver como el sol empieza a caer y todos a dejar sus buenos y hipócritas deseos de que seamos felices.

Mitad de toda la gente aquí, solo me quiere muerto.

— Morgan... es hora de irnos. — miro a la mujer enfrente de mi, su cabello largo y su piel pálida, sonrío para tomar su mano con la mía para acariciar su mejilla.

Eres la belleza del dolor.

Y si el dolor tiene un rostro tan hermoso y puro como el tuyo.

Por favor, deja entonces que el dolor me corrompa.

▪︎            ▪︎              ▪︎

— Estas bien?— pregunto, el guardia nos mira con disimulo por lo que subo el cristal del auto para que no nos escuche hablar. Justo cuando me volteo, veo a Morgan luchar por quitarse el corsé, mis cejas se alzan cuando empieza a maldecir.

— Te ayudo? — pregunto para ver como suspira hondo y se da la vuelta, pongo mis manos en el hilo notando como esta demasiado apretado. Toco mi saco buscando su bolsillo, en cuanto encuentro la abro y paso por la piel fría de Morgan puedo escuchar como un pequeño gemido sale de su boca por el frío del metal.

Corto los hilos junto con las mangas del vestido notando como ahora si puede respirar y moverse cómoda, escondo la navaja en otro lado mientras le entrego mi saco. Su mirada viaja a mi y luego a sus pechos expuestos, puedo jurar que sus mejillas se ponen de un rojo intenso mientras que yo miro a la ventana.

Sonrío cuando noto que en la ventana se ve su reflejo, niego para cerrar mis ojos.

– Empiezas a ser un dolor.‐ murmuró tratando de alejar aquella imagen de mi cabeza, una corriente viaja por todo mi cuerpo cuando de igual forma otro gemido de enojo se escapa de ella. Abro mis ojos para mirarla notando como aun lucha con todo.

Me acerco a ella para poder ayudarla a poner el saco, lo cierro para ver como se relaja mientras que yo la miro con gracia

— No llevas ropa debajo de tu vestido? Que arriesgadas.— ella ríe avergonzada Mientras que yo solo la observo dejándo mi cabeza descansar en el sillón.

— No necesito ropa con el corsé y ir al baño con este vestido era imposible así que me lo quite.— su respuesta es sincera, yo solo la miró perdido en sus finas facciones.

Sus ojos, pequeños pero con un talento de trasmitir todo lo que siente.

Su nariz, pequeña pero elegante al igual que sus labios.

Sus labios, los que tiemblan.

- Por qué? - pregunta, la miro confundido viendo como ella se acerca a mi. Su mirada viaja por todo mi rostro mientras que yo solo espero que hable.


Puedo sentir su mano acariciar mi mejilla mientras que noto como mi cuerpo reacciona a ello.

- Por qué no me miras como los demás?- pregunta, la miro con detenimiento para alejar sus manos de mi, puedo sentir el suave olor a licor en su boca lo que me deja saber que en cuanto se fue de mi lado en la boda fue directo a la barra.

Dejo su pregunta al aire, ella asiente para darme la espalda mientras que yo hago lo mismo pensando en el día de hoy. Incluso los dos nos escondimos para no hacer el baile enfrente de todos.

- Eres hermosa, físicamente tienes el cuerpo que haría perder la cordura a cualquier hombre pero, eso todos lo ven. Tu alma, tu corazón y todo de ti, esta corrompido. No te veo como los demas porque, nadie ve tu interior. - respondo, escucho un pequeño sollozo de su parte.

Puedo escucharla llorar y por más que quería ayudarla, solo la dejo tranquila.

No importa que tantas cosas diga o que haga.

La única persona que puede salvar a Morgan es ella misma.

Era estúpido que dijera eso, más cuando igual que ella...

Yo quería ser libre.


•••

Dedicado a: JhomaryGuadalupeZapa

Casada con el Diablo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora