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" La libertad no se desea, se consigue cargando piedra tras piedra. "

El camino a la mansion es relajante, ninguno de los dos habla pero puedo sentir su apoyo en la forma en que agarra mi mano, su agarre lleno de seguridad que me hace sentir segura. 

Una pequeña punzada crece en mi pecho en cuanto recuerdo todo lo que esta pasando, tuve que aprender a las malas que no podia confiar en nadie. 

Mi padre, Vicent, todos los hombres en mi vida tienden a fallarme y si abro mi corazon a Alexander, terminare peor. 

- En que piensas?- su voz detona cansancio, un escalofrio recorre mi columna en cuanto suelta mi mano para acariciar mi hombro, su caricia es corta y seca pero aun asi, se siente bien. 

- Estas comodo con el que estemos casados?- pregunto, un silencio crece entre nosotros, un silencio que me hace voltear y mirarlo a los ojos.

Esos ojos frios, que te escanean y saben todas tus mentiras y cada uno de tus pecados, esos ojos. 

Los que tambien pedian amor, amor real. 

- Mi madre me enseño a tomar cada oportunidad en la vida, no importaba si era para mi bien o para mi mal. Eres agradable, me gusta tu compañia pero, aqui no hay amor, si es lo que quieres.- dice, puedo sentir sus manos en mi barbilla, con un poco de fuerza puedo sentir como me hace mirarlo. 

- Yo te deseo, Morgan, mas alla de lo fisico deseo conocerte pero no negare, que desde que te bese, solo pienso en desvestirte.-  puedo sentir mi corazon latir con gran fuerza, le doy una sonrisa de lado para escuchar como dice que quiere ir paso a paso solo para no incomodarme, yo solo abro la puerta del coche con una gran sonrisa. 

- Es triste que decidas ir poco a poco cuando ambos queremos lo mismo.- menciono para bajar del coche y poder correr escuchando su risa. 

No le tenia miedo a Alexander, despues de todo entendi que no es un hombre peligroso. 

Tampoco me gustaba, no puedes amar o sentir algo por alguien que no conoces pero aun asi...

Lo unico que le podia tener a Alexander era...

Deseo.

- Buenas noches señora Ivanoov.- les doy una sonrisa a los de servicio para subir las escaleras hasta mi habitacion, en cuanto la abro mi sonrisa se borra. 

Todo estaba vacio, camino hasta el armario para ver como tambien estaba vacio, suspiro para voltearme notando a Alexander ahi mismo. 

Su pecho toca el mio mientras que sus ojos me miran como si fuera su presa favorita, la manera en que me entrega una sonrisa arrogante y me hace pegar al borde de la cama solo me hace sentir como es.

Una presa. 

- Dormimos juntos de ahora en adelante, esposa.- murmura para darse la espalda, lo veo caminar hasta la salida, en cunto se da la vuelta yo puedo asegurar que yo misma hice mi propia tumba.

- Respecto a lo del auto, gracias por decirlo. Me encargare de ser suave contigo- 

Sale de mi habitacion y esta vez, sin mirar atras ¡ mientras que yo aferro el saco a mi cuerpo, me equivoque por completo. 

Debo tenerle miedo a Alexander. 

... 



- Señora Ivanoov ya debe subir.- miro a las de servicio terminar de limpiar mientras que yo le doy el ultimo trago para suspirar y ver a Alisa con una sonrisa. Me agarra de la mano para ayudarme a subir mientras que yo subo cada escalon con cansancio.

Cuando terminamos de subir yo abro la puerta para cerrarla una vez que Alisa sale corriendo, mi piel se congela al igual que mis pies al sentir el aire frio. Veo a Alexander en el balcon, su espalda ancha me da la bienvenida mientras que observo como esta ya duchado. 

Retiro su saco de mi cuerpo mientras que dejo caer el vestido quedando por completo desnuda, camino hasta la primera puerta notando que no es el baño, chasqueo mi lengua para ir a la otra y esta vez poder entrar. 

Voy directo a la ducha dejandola en el agua tibia, mojo mi piel y mi rostro quitando todo el maquillaje con jabon, suspiro cuando puedo por fin sentirme limpia. Recogo mi cabello en un mejor peinado para poder cerrar la llave y salir de la ducha. 

Me coloco una toalla para abrir notando como Alexander esta sobre la cama mirando directo a mi, su rostro luce relajado mientras que sus ojos lucen mas brillantes por la luz de la luna. 

Camino hasta donde creo estan mis cosas para dejar caer la toalla, una sonrisa aparece en mi rostro mientras coloco mis bragas y su suspiro, lo escucho acercarse hasta mis espaldas.

Tomo mi camison para ponermelo hasta que la mano de Alexander la detiene, miro a traves del espejo notando como su boca se acerca a mi oreja. 

- No me tientes, Morgan.- dice, yo solo tomo su mano para deslizarla por mi vientre.

- O si no que?- pregunto para dejar caer la camisa y voltearme notando como sus labios lucen humedos. 

- Me hiciste mudar a la fuerza y ahora a mudar a tu cuarto, quiero ponerme comoda. Si no te gusta verme desnuda, dejame ir a mi cuarto.- digo para ver como sonrie, su mano acaricia mi piel desnuda para hacercarme mas y poder clavar sus labios contra los mios.

A diferencia del otro beso, este es diferente.

Puedo sentir el desespero en cada parte de su cuerpo al igual que su deseo, sus manos me obligan a subir a su cintura mientras que yo solo jalo su cabello escuchando su queja pero a la misma vez, su gemido de satisfaccion. 

En cuanto llegamos a la cama puedo sentir la tela suave contra mi piel mientras que el me presiona mas a su pantalon sintiendo su bulto bastante elevado, sus besos van a mi cuello haciendome sentir algo mas en mis piernas, ese pequeño calenton con varias corriente. 

Veo como intenta quitar mi camisa pero yo solo lo evito para quejarme de dolor, veo su mirada oscura llena de desespero y a la vez, diversion. 

Se aleja de mi con cierto orgullo roto, puedo verlo tomar sus zapatillas y irse, la puerta cierra con un poco de fuerza mientras que yo me levanto para poner seguro y volver a la cama. 

Quito la sabana para ponerme dentro de la cama, justo en el medio, sonrio. 

Si algo aprendi de Alexander es que...

A la hora de vengarte, no importa el metodo que usas. 

Casada con el Diablo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora