Capítulo 43 | Mi destino

4.2K 735 204
                                    

CONNOR

Connor Blackwood estaba acostumbrado a las misiones de La Hermandad, a luchar entre las filas de ese ejercito de élite y salir indemne. Se había acostumbrado a ese trabajo, pero la disociación siempre estaba presente. Una distancia de seguridad que le permitía reducir el impacto emocional de cada lucha y vida perdida; que mitigaba la tensión, el dolor y el miedo de esos momentos.

Pese a ello, cuando llegó junto a Nicole a La Resistencia y vio el halo de luz salir violento del edificio, se sobrecogió. Su mirada se dirigió intuitiva al cuarto piso, con la clara convicción de que allí dentro se encontraba ella.

El rostro de Grace apareció en su mente, genuino e inocente. Sus ojos azules y el lateral de su sonrisa, ligeramente insegura, cuando hablaba con él. Por primera vez en su vida, Connor experimentó lo que era el pánico.

No podía perderla, no así.

Y no a ella.

Salió del coche con decisión y evaluó con rapidez el escenario. Todos los miembros de La Hermandad presentes en Chicago aguardaban posiciones, desplegados frente al edificio y las calles subyacentes, armados con una munición mucho más peligrosa que su propia naturaleza licántropa, preparados para irrumpir en las entrañas de La Resistencia.

Atisbó a Cassidy junto a Jordan y Noah, a pocos metros de la entrada. La desesperanza y la angustia se reflejaba en sus rostros. El dolor de tantos años de búsqueda, de pérdida. Su hijo trataba de apartarla de las puertas, pero ella se negaba a hacerlo.

—¡Connor, no! —sintió la mano de su hermana agarrarle del antebrazo, impidiéndole continuar en un burdo intento—. Ni se te ocurra.

—Nicole, coge a Cassidy y mantente con ella detrás de los coches —dijo Connor con determinación—. No os acerquéis.

—No voy a dejar que... —le espetó Nicole fuera de sí. Su rostro se ensombreció al instante, dándose cuenta de que Noah también se preparaba para entrar.

—Hazme caso, por favor —le pidió, en voz baja, buscando sus ojos—. ¿Y si fuese John quien estuviese allí dentro?, ¿o Noah? —susurró—. Tengo que hacerlo, Nicole.

—No, no tienes, hay más formas de...

—Es mi responsabilidad.

A partir de ese momento, Connor se hizo con el control de la situación. Con paso firme, con aplomo, se dirigió hacia las puertas principales de La Resistencia sin escuchar los gritos de su hermana a sus espaldas, ni las órdenes de sus superiores. Sin oír las advertencias y negativas de Jordan y Noah, pese a la angustia que ambos sentían.

Fue consciente del revuelo interior de ese edificio, de todos los seres antinaturales que habitaban esas paredes y que ahora se preparaban para atacarles, excitados ante la posibilidad de enfrentarse finalmente a La Glimera. Necesitaba adelantarse a esos planes, crear la distracción perfecta para sacar a Grace de allí.

Esa distracción debía ser él, porque él era Connor Blackwood.

Él era el heredero al trono.

Y el deseo de esos seres de hacerle daño, de eliminar una estirpe que infringía más odio que respeto en aquel lugar, era mucho mayor que cualquier orden para impedirles el paso. Le abrirían la puerta y con ello, la posibilidad de llegar hasta ella.

—En cuanto abran la puerta, entrad a por Grace —le ordenó a Noah, a su lado.

—Connor, es mejor que te vayas, tu sangre les va a atraer... —Noah, con el rostro marcado por las ojeras y el cansancio, negó levemente con la cabeza.

Cuando fuiste mía (LA GLIMERA #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora