Capítulo 19: Flores de primavera

84 12 21
                                    

CAPÍTULO XIX

MESES DESPUÉS

Los rayos de Sol calentaban mi rostro sonrojado y doraban mis mechones dorados tendidos sobre la hierba, ya descansados del viento y el sofocante calor. Mi corazón se despertó cuando una notificación llegó a mi teléfono, haciendo que desviase la mirada del tranquilo paisaje que se abría ante mí.

    —"Detrás de tí".

 No pude controlar el chillido que salió de mi garganta seguido se una risa cuando él se tiró sobre mí, ocultándome del Sol brillante. 

—¿Me has echado de menos?

—Pero si te acabas de ir hace solo dos horas.

—Eso fue hace mucho.

Me giré para quedar sobre él y acaricié su mentón.

—¿Cuánto te quedas esta vez?

—Varias semanas.

Adam había sido uno de mis mejores amigos desde hacia unos meses. Tras superar su problema con las drogas y superar su relación con Victoria, quien siempre lo engañaba con su mejor amigo, ambos descubrimos que nos gustábamos más de lo que creíamos, aunque no llegamos a salir.

Después de lo del chico tormenta, me volví más desconfiada, más distante con la gente. Pero con el tiempo, lo superé, y logré todo aquello que deseaba: Un grupo sano de amigos, que no te traicionaban y amaban salir de fiesta y bailar, un novio que estaba a mi lado siempre que lo necesitaba y, cómo no, había recuperado la relación con mi familia adoptiva, todo después de hablar sobre nuestras diferencias. Pero sobretodo, me había dado cuenta de que mi carácter era lo que mayoritariamente alejaba al resto. Esa actitud furia y arisca, tan solo provocaba que las personas se distanciasen de mi alrededor.  Ahora yo era feliz. Había logrado comprenderme a mí misma, conocerme, y había vuelto a sentirme como aquella adolescente feliz que siempre debí haber sido. 

En cuanto al chico tormenta, mentiría si dijese que no lo extrañaba. Aún me sorprendía a mí misma mirando el teléfono sobresaltada cuando alguien me enviaba su mensaje, ansiando con mis ganas un mensaje que jamás llegaría. Me quedaba hasta altas horas de la noche haciendo mil cosas y nada a la vez para tan solo tener la excusa perfecta para responder a su disculpa, a su mensaje de arrepentimiento. Pero con el tiempo, me di cuenta de que aquello nunca pasaría, y que debía salir adelante, tal y como él lo había hecho sin mí. Fue por eso que decidí volver a publicar mis libros en plataformas de lectores. Y lo cierto, es que era más feliz que nunca, a pesar de que su recuerdo se hubiese quedado enterrado bajo mi piel por toda la eternidad.

Mi grupo de amigos se había dispersado. Después de sus rechazos, había decido separarme de ellos porque tan solo se preocupaban por su estatus social. Y mi mejor amiga... había vuelto a verla con otra chica, pero no me había acercado a ella aún. Cada vez que lo intentaba, el dolor que sentí aquel día regresaba a mi mente, seguido por los recuerdos, y en mí desaparecía la opción de perdonarla. Ella, se había dedicado a difamar rumores sobre mí por todo el centro. Pero ya no me importaba, porque estaba mejor que nunca. Aunque en fondo, sentía que me faltaba algo.

Ahogué un grito cuando sentí cómo algo frío empapaba mi espalda. Me giré para ver al causante de derrabar agua congelada sobre mi vestido de primavera.

—Veo demasiado tocamiento. Que corra el aire.

Me levanté para salir corriendo tras él, preparada para tirarlo al lago.

—¡Alejandro! —grité— ¡Maldito bastardo! ¡No corras!

Su risa resonó a lo lejos. Tropecé sobre mis pies cuando me choqué contra dos chicos. Uno de ellos me miró con reproche. El otro, de ojos grises, simplemente guardó silencio.

ExhalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora