Capítulo 12 : Lluvia en el ático

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Hey, siento haber tardado tanto, tenía exámenes. Si queréis escuchar la canción que le mandó el chico tormenta a Danielle, la tenéis arriba.

Añado que la canción será la representativa de este libro, ya que se ajusta a la perfección. Disfrutad del capítulo y si podéis, dejadme un voto y algún comentario de opinión ;)

CAPÍTULO XII

La canción "Can you hold me" que el chico tormenta me había enviado resonaba en mis oídos, relajando todo mi cuerpo en una melancólica brisa que me inundaba de tranquilidad. La sinfonía recorría todas mis venas en un baile lento de débiles luces y oscuridad. Recordé nuestra conversación.

—"¿Sabías que  tan solo el quince por cierto de personas en el mundo logra mantener durante más de dos años relaciones a distancia?

—¿Dónde has leído eso?

—"En ningún lado, me lo acabo de inventar. Pero seguramente sea verdad ;)"

—"Teniendo en cuenta que te lo has inventado tú, seguramente sea falso".

—"No seas tan pesimista, torbellino, me amargas con tus vibras depresivas".

—"No sé que haces hablando conmigo entonces" —había respondido yo.

—"Me divierte hablar contigo. Es eso".

—"Claro. Bueno, dime, ¿ahora por qué me molestas?"

—"Escucha esta canción, me parece interesante".

—"¿Me prometes que no es un audio de alguien gritando?"

—"Te lo prometo".

Yo había salido del chat para irme al enlace de la canción que él me había enviado momentos antes. Habría preferido escucharla en la tranquilidad de mi casa, a solas en mi tejado, pero sentía la ansiosa necesidad de escucharla cuanto antes. Me coloqué los auriculares y cerré los ojos.

Aquella voz femenina se coló en mi interior, relajando mis músculos. Momentos después llegó una voz masculina. Luché con todas mis fuerzas contra las fantasías mentales que se estaba montando mi cabeza .

Soñaba con que podía mirarlo a los ojos, escuchar su voz, sentir sus manos sobre las mías y la suave caricia de su aliento sobre mi piel. Me imaginaba la manera en la que abrazaría a aquel que había salvado mi vida sin saberlo, a él, que me había devuelto la luz a base de mensajes por texto.

Pero tan solo era eso, un sueño. Porque yo jamás podría mirar a los ojos del chico tormenta y agradecerle cara a cara lo mucho que me había ayudado. Jamás podría decirle lo sentía, algo que siempre me había parecido ridículo y patético.

Pero aquí estaba yo, siendo consciente de que quizás estaba enamorada de una persona a la que había conocido a través de una pantalla.

Las lágrimas se formaban en mis ojos mientras la canción transcurría. Sentía cada palabra, cada pausa y cada suspiro robado como si hubiesen salido de sus propios labios. Esta canción tenía que significar algo. Sin duda alguna tenía que ser algo, aunque no tenía muy claro el qué.

Justo cuando llegó la parte más emotiva, algo me rozó la oreja, sacándome un casco, y tiró un poco del cable para poder escucharlo también. Me giré hacia aquella persona con enfado por haber cortado mi momento cliché.

—¿Pero qué coño te crees que haces, subnor...? —Alejandro puso su mano en mi boca para callarme y poder escuchar bien la canción.

—Que depresivo —valoró fascinado—. Yo también quiero ser un chico emo sad.

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