La alarma sonó, como cada mañana. Sus parpados se abrieron con pesadez, notando la oscuridad en la que su habitación estaba sumergida. Se levantó de la cama con intención de ir al baño y posteriormente alistarse para ir a la escuela.
El camino a la preparatoria se le hacía un tanto rutinario, sus pasos comenzaron a volverse más lentos al llegar a unos cruzamientos. Escuchó las pisadas de alguien acercándose y la dulce voz saludándole como era costumbre.
— Buenos días, Shintaro — era inevitable no contagiarse de la alegría que ella desbordaba a diario.
— Buenos días, Ayano.
Shintaro era un chico asocial, apenas podía dirigir la mirada a los demás compañeros de su aula. Destacado por su promedio perfecto en todas las materias y por su mal carácter para tolerar a las personas, o al menos de eso se había creado fama con esa mirada perturbadora que cargaba sobre esas ojeras. Ayano era todo lo contrario al azabache —refiriéndose también a las calificaciones.—, ella tenía un aura que podía alegrar la vida de cualquiera, extrañamente pasaba los días pegada al ojeroso, aun cuando él parecía prestarle poca atención.
Las clases se habían hecho eternas para el más alto, era una constante tortura para él estar en un lugar como ese. No había nada que él no supiera, y si tenía duda de algo, el internet fácilmente le resolvería cualquier vacilación.
El sonido del timbre provocó que el profesor interrumpiera su tema, pronto los alumnos comenzaron a salir para disfrutar de su hora de descanso. Asimismo Shintaro y Ayano lo habían hecho, saliendo con calma por la puerta trasera.
— ¡Ayano! — se escuchó por sobre la bulla del pasillo.
La nombrada, confundida, miró por sobre su hombro para saber quién le llamaba, pues la voz no le sonó para nada familiar.
— Ayano, ¡tanto tiempo sin verte! — exclamó esa persona, mientras rodeaba a la castaña en sus brazos.
— ¿Yu-Yuuki?
El azabache miró por un momento la escena, fijándose en los detalles de aquel chico de anteojos que con tanto cariño se había acercado a la chica. Chasqueó la lengua antes de volver a su camino, ni siquiera se tomó la molestia de decir algo, no quería interrumpir la plática en la que Ayano se encontraba ahora. No tenía ningún derecho para hacerlo.
Su mirada se posó sobre las canchas de básquet, mientras él se detenía en el límite de la azotea. Dejó que el viento le golpeara a la cara, revolviendo sus cabellos, haciendo que la imagen de Ayano y ese chico se repitiera frente a él.
— ¿Quién era ese? — le fue inevitable no sentirse celoso sobre la confianza que ese chico se había dado con la castaña. — No me agrada...
Para todos era un secreto que el solitario friki gustaba de Ayano, era así desde el día en que la conoció durante el primer día de clases. Recordaba a la perfección como la más baja se le había acercado sin miedo alguno a pedir indicaciones. La sensación de sus mejillas ruborizándose al momento de escuchar la forma amable en que le hablaba, y el ver esa sonrisa. Por Dios, eso solo pasaba en los animes shoujo.
Sus recuerdos fueron interrumpidos por el sonido de la campana, ya era hora de regresar al salón de clase.
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2017._ Inicia el editado de la historia para mejorar un poco la redacción. Gracias por leer uvu
-Jxreck.
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Teoría de la Felicidad// Editando
FanfictionLa historia cuenta cómo empieza la relación de Shintaro y Ayano. También cuenta la historia de cada miembro del Mekakushi-Dan. Esta es otra ruta de la historia, como una continuación del anime (?). ShinAya // KanoKido // SetoMary // HibiMomo // Haru...