Capítulo 1

1.9K 43 58
                                    

Los principios, por lo general, producen una mezcla de ilusión y miedo a partes iguales. A pesar de ello, es una sonrisa inmensa la que inunda la mirada de Luna y Martín cuando dan el primer paso hacia el interior de su nuevo piso aún por estrenar.

Luna trata de ver más allá de esas paredes desnudas queriendo sentir cómo será convertir ese espacio en su hogar mientras Martín hace un último viaje en ascensor en busca de la última de las pocas cajas que han podido llevar esa tarde.

- Esta es la última-indica Martín depositando la caja en el espacio vacío que, espera que dentro de no mucho, será el salón.

No son muchas las pertenencias que han logrado embalar hasta ahora, pero cada caja depositada sobre el suelo parece los cimientos de su nueva vida entre esas cuatro paredes, mucho más amplias que el estudio de Martín que ha sido el hogar de los dos durante los últimos cuatro años.

Luna le sonríe desde el suelo, separando las cajas según la estancia a la que tienen que ir de su nueva casa. Aunque la idea era hacer la mudanza de forma escalonada y organizada, al final han descubierto que en el estudio cabe mucho más de lo que imaginaban, así que han decidido avanzar ese primer viaje de los muchos que suponen tendrán que hacer entre sus dos casas.

Martín gira sobre sí mismo tratando de imaginarse una vida allí. Cuando decidieron mudarse juntos, todo el mundo pensó que buscarían un sitio para los dos, sorprendiéndose cuando Luna sonreía afirmando que su intención era instalarse en el estudio de Martín. Pero allí estaban cómodos e, inevitablemente, lo sentían parte de su historia. A ninguno de los dos les gustan los grandes lujos y ese piso al que Luna ya le tenía cariño se convirtió enseguida en su hogar. Hasta ahora.

No solo han cambiado su estado civil hace unos días, también han firmado una hipoteca y el inicio de un nuevo capítulo en sus vidas. La sonrisa de Martín es reflejo de la de Luna. Da vértigo cambiar su minúsculo estudio por esos espacios amplios y luminosos pero, al fin y al cabo, su función es la misma y si Luna está allí, está seguro de que se sentirá como en casa.

- Lleva estas a nuestro dormitorio, porfa-indica Luna después de asegurarse una vez más.

Martín obedece dirigiéndose al pasillo mientras Luna arrastra hasta una esquina las cajas que van a quedarse en el salón.

- Aún me cuesta imaginarnos viviendo aquí-murmura Luna cuando nota los brazos de Martín rodeando su cintura y su barba haciéndole tenues cosquillas en el hombro y el cuello.

- Enseguida nos adaptaremos, supongo- contesta Martín esperando que así sea- En cuanto tengamos algún mueble parecerá más un hogar.

Luna asiente conforme mientras Martín deja un beso en su hombro. Nunca le ha tenido demasiado apego a lo material así que supone que es solo cuestión de acostumbrarse. Al menos allí podrá tener su propio espacio para trabajar y seguir creando sus proyectos sin tener que compartir la alfombra del minúsculo salón con Martín.

- Vamos, que Lía llegará enseguida, además aún nos queda demasiado por organizar-señala Martín agarrando la mano de Luna y tirando levemente de ella en dirección a la puerta principal.

Luna hace girar la llave en la cerradura después de echar un último vistazo al que espera que sea su hogar muy pronto. Un hogar que está deseosa de llenar de recuerdos en este nuevo capítulo de su vida.

A pesar del tiempo, hay cosas que no han cambiado entre ellos, Luna sigue siendo la que trastea con la música cuando van en el coche y también la que sigue desafinando, aunque ya no grita como hace diez años. Puede que esa sea una de las muchas otras cosas que sí han cambiado a lo largo de los años. A fin de cuentas, lleva un tercio de su vida ocupando el lado derecho de la vida de Martín.

Más allá de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora