El abrazo con el que la recibe Emma le hace sentir en casa y olvidar ese pequeño cosquilleo que la lleva acompañando todo el día. Puede parecer estúpido, pero no ha podido deshacerse de esos nervios ante la perspectiva de volver al atelier, a su casa.
Una sonrisa genuina se instala en su rostro al ver que todo sigue su curso y, aunque lleve semanas dirigiendo ese engranaje desde casa, forman una familia en la que todos saben cómo lo tienen que hacer.
- Ya he dejado lista la sala de reuniones para la presentación de Leo- la advierte Emma cuando entran en su despacho- pero antes quería darte esto- le tiende con ilusión una de las cajas en las que entregan algunos de los pedidos del atelier.
- ¿Ya están los diseños nuevos?- pregunta extrañada deshaciendo el lazo que envuelve la caja.
- Es un regalo, de todo tu equipo- revela provocando que Luna la mire de nuevo fijamente-Te echamos de menos y yo... yo no podía regalarte eso sola- se justifica- pero ábrelo ya, que me va a dar algo- la presiona zarandeándola con cariño.
Los labios de Luna se abren en señal de sorpresa a la par que su mirada se cubre con un velo de lágrimas al reconocer una de las telas que ella misma escogió como una de las principales de la nueva colección, la que será su primera colección sin tener a su lado a Aitana.
Solo que esta vez, el diseño que forma no es ninguno de los que ha trazado ella, sino un diminuto conjunto de blusa y ranita que la hace sonreír. No ve forma más bonita de mezclar las que está segura que serán sus dos pasiones a partir de ahora.
- Esta pequeña va a ir a la moda desde la cuna- señala con orgullo Emma atreviéndose a acariciar la tripa de su amiga mientras mal disimula su emoción.
- ¿Cómo se te ha ocurrido?- cuestiona abrazándola- Ahora necesito uno igual en mi talla- ríe atreviéndose a imaginar esa imagen de futuro.
- Porque pienso malcriar a mi pequeñina todo lo que pueda- bromea agachándose para hablar en dirección al vientre de Luna- De hecho, pensaba traerte fresas, porque me niego a que esta pequeña nazca con un antojo, pero Madrid se ha puesto en mi contra- suspira colocando el mechón que ha escapado del orden de su melena.
- ¿Alguien ha pedido fresas?- las sorprende la voz de Leo mientras da un par de toques en la puerta antes de adentrarse en el despacho.
- ¿Las has encontrado?- se sorprende Emma.
- Soy un chico con muchos recursos- responde mostrando orgulloso una pequeña caja.
Emma alarga la mano dispuesta a probar el tesoro que ha conseguido su compañero, pero Leo se apresura a golpearla como si de una burda ladronzuela se tratase.
- Son para la jefa- la reprende sin apenas prestarle atención- ¿Qué tal estás?- pregunta dirigiéndose a Luna- Y enhorabuena, por cierto- la felicita tras dejar un par de besos en sus mejillas.
- Pues no sabía que os echaba tanto de menos- admite con una sonrisa que ilumina su mirada- Este bichillo me ha tenido un poco baja, pero ya estoy de vuelta y más si me tratáis así de bien- bromea mientras se lleva una fresa a la boca.
La explosión de sabor parece que no solo alegra a sus papilas gustativas sino también a esa vida que crece en su cuerpo que parece querer moverse, o al menos eso piensa Luna cuando siente ese burbujeo que relaciona con los movimientos de su hija.
Tiene la sensación de que apenas acaba de llegar al atelier, sin embargo, pronto les avisan que todos están ya en la sala de reuniones. Los saludos se intercambian con felicitaciones cuando Luna se reencuentra con los directores de las asociaciones con las que colaboran impartiendo talleres. Es curioso, pero la ilusión de Leo hablando de ese proyecto que ella misma creó y la forma en la que logra olvidarse del presente para conectar con la moda durante la reunión, la hace viajar al pasado. A su pasado, cuando todo poco a poco volvió a coger forma.
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Más allá de la Luna
RomanceLuna sabe a primavera y a luz, a esas risas sin sentido tirados en el sofá y a sus buenos días amargos. A noches enteras imaginando un futuro juntos en sus escasos metros cuadrados. A amaneceres después de haberle robado la luna al cielo. A futuro. ...