Capitulo 53

350 21 9
                                    

Aún sobrevuela su cabeza los momentos que han compartido juntos esta tarde en la piscina. Es capaz de escuchar con nitidez las carcajadas de Estela cada vez que salpicaba a alguno de los adultos y de reproducir la soltura con la que Martín se desenvuelve en el agua a diferencia de fuera de ella. Y son esos recuerdos que viviría en bucle, los que hacen que Luna se siente de un salto sobre la encimera con una sonrisa en los labios ganándose una mirada de reojo de Martín.

- No pienso dejar que cocines- le advierte.

- No pensaba asumir el riesgo de ser la responsable de quemar la cocina de tus padres, Luis me odiaría y quizá por eso es mejor que pidamos la cena a algún sitio- propone con seriedad.

- ¿Estás dudando de mis dotes culinarias?- se hace el ofendido Martín acercándose a ella. Aunque sabe tan bien como ella que es más probable que el resultado de su esfuerzo se acerque al incendio que vaticina frente a un plato con estrella Michelin.

- Llevo contigo 10 años, te conozco- rebate sin pensar adelantándose a parar los brazos de Martín que ya estaban dispuestos a ahogarla en cosquillas.

Pero no es solo el gesto de Luna el que frena su movimiento, sino sus palabras. Ha hablado en presente.

Puede que no solo a Martín le impacten las palabras que escapan sin pensar de los labios de Luna, pues es esta, la primera en interrumpir precipitadamente el silencio que se produce entre ambos.

- Ha caído redonda verás la noche de fiesta que me dará luego- vaticina buscando rellenar el silencio.

- Así podrá vivir su primera lluvia de estrellas- propone Martín aprovechando la oportunidad.

Desde el momento en el que Luna dijo que no tenía plan de cumpleaños, su mente visualizó esa lluvia de estrellas que cada año desde que se conocen ven juntos. Esa lluvia de estrellas que lleva días anhelando compartir con ella, como siempre. Y que ha sido incapaz de planificar o encontrar el modo de proponérselo. Quizá por lo que podría significar. Por lo que para él significa. Pero, sin embargo, lleva todo el día poniendo de su parte para que termine sucediendo.

- Desde nuestro piso hay mucha contaminación lumínica- responde con un nudo en el estómago negándose a creer que Martín la está proponiendo lo que cree. Lo que desea.

- Bueno, desde aquí no se ven del todo mal, podemos quitar todas las luces y... mis padres no van a venir, tenemos toda la casa para nosotros- expone.

- La verdad es que no suena nada mal- acepta nerviosa- Lo que no huele tan bien es lo del horno- se da cuenta Luna al distinguir cierto olor a quemado.

- ¡Mierda!- reacciona Martín corriendo a sacar la bandeja.

- Las manoplas, Martín, ten cuidado-le sigue Luna temiendo un falso movimiento del chico.

- Igual sí que tenemos que pedir la cena- admite algo decepcionado.

Luna es incapaz de contener la carcajada que escapa de su garganta ante la escena que tiene delante.

- Juro que esta receta la tenía más o menos controlada...- murmura nervioso intentando buscar una posible solución.

- No pasa nada Martín, yo soy igual o peor- intenta restar importancia con una sonrisa dulce.

- Pero es tu cumpleaños- rebate algo frustrado porque quiere que por fin algo le salga bien y demostrarle a Luna que no es un inútil.

Porque se merece mucho más que una cena improvisada solo porque él no haya conseguido mantener comestibles esos muslos de pollo rellenos, supuestamente aptos para cocineros noveles.

Más allá de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora