Capítulo 26

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Es el último día del año y a pesar de que el día está despejado, las bajas temperaturas contrastan con el calor con el que les recibe la casa de Pedro y Ainara.

- Alba, el gato- le riñe Pedro al ver que el animal se pasea por la casa con velocidad guiado por la voz de Luna.

- No pasa nada-indica Martín como saludo quitándole importancia.

Tulipán se enreda entre las piernas de Luna, que se agacha junto a él y le acaricia el lomo para deleite del felino. No duda en abrazarlo al ponerse en pie, ella también le echa de menos cada día aunque por nada del mundo volvería a esos días en el que solo tenía la compañía del animal.

- Me parece que hoy te toca quedarte solo, bolita-habla con el felino desapareciendo en dirección a su habitación para dejar allí al animal lo que dure la velada y ahorrarle a Martín pasar un mal rato.

El abrazo con el que Alba envuelve el cuerpo de Martín le desestabiliza levemente.

- Cuidado, Alba- llama su atención de nuevo Pedro al ver que la estabilidad de Martín peligra- Te ayudo a...-indica dirigiéndose esta vez a Martín, que niega con la cabeza.

- Puedo solo. Es que hemos tenido que aparcar algo lejos y...-justifica su cansancio.

Puede que sus piernas y sus brazos ya no puedan más, pero es por su propia cabezonería por la que consigue llegar a la mesa. La misma cabezonería que le ha obligado hace unos minutos a forzar un poco más su cuerpo.

Al ver que a la segunda vuelta a la manzana iba a ser imposible aparcar, Luna ha detenido el coche en doble fila frente al portal para que Martín se bajara y fuera subiendo a casa mientras ella intentaba aparcar.

Pero el orgullo de Martín se ha visto dolido y ha declinado el ofrecimiento de Luna, que ha negado con la cabeza. Sabe que no es fácil para alguien como Martín, tan capaz en muchos aspectos, verse limitado por su propio cuerpo. Pero cree firmemente que este es un momento para ir poco a poco, con paso seguro en un carrera de fondo. Ojalá sea capaz de meterle en la cabeza la idea de que no tiene nada que demostrarle a nadie por mucho que lo crea. Pero hoy no ha sido ese día.

Alba indica a Martín dónde tiene que sentarse, en su sitio de siempre, mientras le cuenta que va a ir de excursión con sus compañeros de la asociación a ver el mercado navideño.

Luna aprovecha para pasar por la cocina y dejar un tupper que ha estado preparando a pesar de las negativas de su madre.

- No hacía falta que trajeras nada, cariño- saluda Ainara con un abrazo fuerte. Su sonrisa se ensancha cuando se separan y deja una caricia en su vientre- ¿Tú también tienes ganas de fiesta, mi amor?-pregunta dirigiéndose a su nieta- Álvaro se está volviendo un manitas en la cocina y ha preparado mazapán él solo-indica cuando el chico entra en la cocina y rueda los ojos ante las palabras de su madre, que sabe que llevan segundas intenciones.

Es más que evidente para todos que la cocina no es una de las pasiones de Álvaro, o al menos no hasta ahora. Ainara sonríe al ver a su hijo pequeño apurado y tratando de esquivar el tema.

- Ya te he dicho que no ha sido solo-resopla buscando algo que hacer- ¿Voy llevando esto al comedor?- pregunta buscando cómo puede una excusa para evitar esa conversación.

- Sí, cariño-asiente con la cabeza Ainara dejando una caricia en su espalda- ¿Qué tal la ecografía?-pregunta cuando ambas ven salir al, por el momento, pequeño de la casa al tiempo que comparten una sonrisa cómplice.

- Oficialmente estoy en el tercer trimestre y ya pesa un kilo- expone ensanchando inconscientemente la sonrisa- Me han cambiado la fecha probable de parto al 28 de marzo-señala ilusionada Luna pues apenas ha pegado ojo por los nervios ante la posibilidad de que algo no estuviera yendo bien- Ha sido muy especial haber podido estar los dos juntos-confiesa dirigiendo una mirada al salón donde Martín escucha atento a Alba y le choca la mano a Álvaro como saludo.

Más allá de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora