Nada más distingue a Javi avanzar por el pasillo del hospital, no puede contener la suave sonrisa que se dibuja en sus labios. Como ella, está ojeroso y su rostro denota cansancio, sin embargo, hay algo en su mirada que está segura que marca la diferencia.
- Enhorabuena- le felicita en cuanto llega a su altura rodeando su cuerpo.
- Acabo de dejar a Celia en casa con su madre y los dos enanos, pero Carlitos está deseando conocerte- bromea aludiendo a su hijo pequeño, que apenas tiene unos días de vida.
- ¿Celia está bien?- se interesa Luna a pesar de que por mensaje su amiga le ha asegurado que así es.
- Fue un parto largo y aún le queda alguna molestia normal, pero está bien y solo con mirar a los enanos se le pasa- la tranquiliza.
Apenas pueden cruzar un par de palabras más pues pronto les dan paso para ver a Martín.
- ¿Quieres pasar solo?- se preocupa Luna cuando ya casi han entrado a la habitación.
- Como Martín se entere que por mi culpa no le ves, me quita la etiqueta de mejor amigo- bromea tirando de su mano hacia el interior de la habitación.
Si a Luna le ha costado semanas habituarse a esa imagen de Martín postrado en una cama, a Javi le cuesta tragar saliva cuando se topa con su amigo. Durante estos días, no ha dejado de pensar en lo injusto que le parecía, pero, sin duda, esta visita es un golpe de realidad. Su amigo no está en la luna de miel eterna en la que debería estar, sino que está atrapado en un limbo agarrándose a la vida. Porque no concibe otra opción.
- Cariño, hoy traigo visita- escucha decir a Luna que se ha adelantado varios pasos antes de dejar un beso en su frente.
La mirada de la chica le da el impulso que le falta para avanzar la distancia que hasta ahora se le había hecho un abismo.
- La verdad es que te he visto peor aspecto con alguna resaca- intenta esconder en el humor el miedo que le ha dado verle conectado a una máquina- así que no me jodas y termina ya esta siestecita- le pide justo al tiempo en el que se atreve a rozar su mano.
A Luna se le escapa una mezcla de risa y sollozo al verles interactuar. Por extraño que parezca, ahora no pediría más que Martín pueda devolverle el saludo a su amigo con una puya como acostumbraban, en ese constante equilibrio entre ellos a pesar de todo lo que les diferencia.
- Además, ya ha nacido Carlitos y me tienes que ayudar que tengo que planificar el bautizo y es un follón- continua hablando aunque en un tono más bajo.
No le da vergüenza que Luna le escuche, ni tampoco es la falta de intimidad lo que le incomoda, sino que no está acostumbrado a ese monólogo en el que su amigo no le da la réplica o le interrumpe constantemente. Ni siquiera está acostumbrado a que falte en la conversación la mirada de Martín, que en muchas ocasiones ya le daba la respuesta.
- Por no hablar de que un bautizo sin padrino es raro de cojones- afirma con un hilo de voz porque pronunciar en voz alta esa posibilidad de pronto le ha aterrorizado.
Luna sonríe, traga saliva con fuerza e incluso contiene su emoción en función de cada una de las palabras que pronuncia Javi. Sin embargo, poco a poco las palabras empiezan a sonar más lejanas y un sudor repentino visita su cuerpo.
- Javi- llama su atención apoyándose ligeramente en él- Voy un segundo al baño- le advierte de pronto algo pálida.
- ¿Estás bien?- se preocupa.
- Sí- afirma forzando una sonrisa- Comí algo rápido en el trabajo y no me ha debido sentar muy bien- explica acelerada buscando salir cuanto antes de la habitación.
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Más allá de la Luna
RomanceLuna sabe a primavera y a luz, a esas risas sin sentido tirados en el sofá y a sus buenos días amargos. A noches enteras imaginando un futuro juntos en sus escasos metros cuadrados. A amaneceres después de haberle robado la luna al cielo. A futuro. ...