La Estatua del Dragón

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(Este cuento pertenece al Ciclo del Indolente Maldito).

Las excavaciones habían estado largo tiempo trabajando en las zonas del Bosque Celeste Menor, una zona que fue habitada por los viejos pueblos que hoy ya no existen. Se encontró una sepultura de hacía más de dos mil años, y en ella una momia perfectamente conservada, el tratamiento de los muertos en sus ritos funerarios hablaban de como entregaban a estos el máximo cuidado, además se les enterraba en cámaras de piedra con posesiones que eran utilizadas en sus rituales para la veneración de su Dios de los Muertos, el pueblo Coraev poseía un Dios de los Muertos muy particular cuya apariencia era similar a un dragón.

Los textos fúnebres encontrados, hablaban de una entidad que llamaron el "Vasharitare", que en su idioma venía de la raíz "Vashar" que significaba Velo e "Itare" que significaba "Mundo". Vasharitare (llamado Velo del Mundo) creó y resguardaba el Vasharitaeram o "El Mundo Tras el Velo" y esperaba tras las Montañas Sagradas en el Bosque Celestial Mayor, hoy está penado por la ley el entrar a esas tierras protegidas pero se cuenta que nadie ha vuelto de allí vivo. Al volar desde el cielo en una nave solo se ve un frondoso bosque, pero los radares y los aparatos suelen fallar al estar situados encima de esa zona.

La leyenda del Vasharitare cuenta que creó el alma cuando un fragmento de su ser se desprendió en su letargo, caminó hasta salir del Vasharitaeram donde tomó forma corpórea del barro y el polvo, sintiéndose solo el Shajana (llamado así al Alma Corpórea de Barro y Polvo) decididó tomar otro fragmento del Vasharitare para crear al segundo Shajana, pero lamentablemente al permanecer demasiado tiempo en el mundo corpóreo se perdió cada vez más la conexión con el Vasharitaeram así que para no olvidar a su dios le hicieron ofrendas, esperando que cuando el barro y el polvo no pudieran sopesar más su alma, volvieran a reencontrarse con Vasharitare.

 Los Coraev creían que sus antepasados eran los Shajana que les dieron forma a los seres vivos, esperando jamás olvidar a los Shajana hicieron peculiares estatuas de ellos. Entidades con cuatro pares de alas, dos mandíbulas, sin ojos, además de que no poseían piel, apenas músculos esqueléticos, estas solían encontrarse en las tumbas de las momias que se les hacían ritos funerarios donde eran enterrados con plumas para que al traspasar la vida se transformaran en Shajanas.

Sin embargo, en una urna se encontró una estatuilla del que parece ser Vasharitare, la Estatua del Dragón. Sus alas parecen un largo velo de almas, su cola parece extenderse como un látigo retorcido además de que su estómago posee una enorme boca con dientes. Extrañamente no se le puede tomar fotografía ya que los objetos dejan de funcionar, aunque pareciera que mientras más te pones en contacto con la singular figura la situación decanta a ser más peliaguda.

Una importante revista informa la desaparición de todo el equipo de investigación y la excavación tras el descubrimiento de la figura de Vasharitare, solo se encontró a uno de los implicados en la excavación, el hombre en cuestión aparentemente se le había arrancado la cabeza que quedó encima de la mesa del comedor, así también parte del cráneo estaba deformado quedando liso, encima de ello permanecía la estatua. Su cuerpo jamás fue encontrado, y las paredes de su casa estaban llenas de marcas, símbolos escritos con un fluido turquesa cuya composición química era hasta ahora desconocida.

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