C U A T R O

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Mírame solo a mí

Maia

El vestido cae sobre mi cuerpo arropando las curvas que en algún momento de mi vida odié, y resaltando mis atributos más de lo que me gustaría. Me obligo a sonreír al ver mi aspecto ante el espejo que tengo enfrente, Emily arregla las ondas que hizo con mi cabello a los costados, y me dedica una mirada llena de suficiencia. Contenta con lo que ha hecho conmigo.

—¡Ahhh, es que te ves genial! —se emociona, haciéndome sonreír divertida—, ese vestido te va increíble, Maia.

Le regalo una sonrisa sincera y asiento en respuesta. A diferencia de mí, ella lleva puesto un vestido azul marino, es holgado y con la espalda descubierta. El color oscuro resalta su piel blanca y sus llamativos ojos grises, haciéndola lucir como una muñeca de porcelana.

—Tú no te ves nada mal. Estás preciosa, Emy
—hago mi intento de halagarla y ella sonríe con ese aire de arrogancia.

Sabiendo que lo que digo es verdad.

Se acerca a su closet y saca unas zapatillas negras con tacón de pico. Mi rostro se vuelve demasiado expresivo y ella me observa divertida.

—¿Crees que van bien? —pregunta refiriéndose al par de zapatillas que están en sus manos.

Le regalo una pequeña sonrisa.

—Si, el negro combina —comento.

Ella asiente y se los coloca rápidamente. Ambas nos encontramos listas, justo a tiempo para salir al patio donde se llevará a cabo la fiesta que se ha estado organizando. Paso las manos por mi vestido alisándolo para quitar cualquier arruga, porque siento la necesidad de verme bien, en especial esta noche.

—¿Vamos? —me pregunta Emily y le sonrío en respuesta.

—Si —la tomo por el brazo y la impulso para salir de la habitación.

Nos tomamos de las manos y comenzamos a bajar las escaleras, juntas, la música perfora mis oídos a medida que bajo los escalones, plasmando una sonrisa en mis labios. Volteo a todos lados en busca de algo, como si quisiera encontrar a alguien dentro de la casa. Pero me niego a aceptar que lo estoy buscando. Eso implicaría más problemas y lo último que necesito es perder a mi mejor amiga por un simple desliz que jamás debió ocurrir, y que necesito eliminar de mi mente.

No volverá a pasar. Solo necesito mantener mis prioridades en alto. Emily es una prioridad en mi vida y no la puedo perder por su padre.

No puedo.

Caminamos y nos adentramos al patio trasero, encontrándonos con la multitud de adolescentes que invitó Emily, la música me revienta los tímpanos al igual que los gritos llenos de euforia. El olor a sudor es penetrante y me obligo a aguantar las arcadas que dichos me provocan. Además, que también la emoción está haciendo lo suyo. Las luces brillantes me ciegan por un par de segundos, parpadeo, y solo suelto una risa divertida por el ambiente. No está nada mal y tal vez es lo que necesito para olvidarme de que le fallé a mi amiga.

De que la traicioné.

—¿Te gusta? —me pregunta Emily y puedo percibir la nota de inseguridad en su voz.

Observo todo el entorno detallando cada espacio del lugar, mis ojos se detienen en la enorme piscina y solo eso basta para confirmar que mi respuesta será positiva.

—Es perfecto... —me sincero—, aunque....

Su sonrisa se borra al instante y me observa dudosa, —¿Aunque? —inquiere impacientada.

Tormentoso Deseo (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora