T R E I N T A Y T R E S

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Creo que lo mismo que tú viste en mí


Derek

Era principios de mayo cuando me encontraba cerrando un negocio con la propuesta de abrir un nuevo hotel turístico que se encargaría de proteger los ecosistemas marinos, esto se llevaría a cabo junto con William Henderson, uno de mis pocos amigos en el sector y uno de los empresarios más importante en el área del turismo.

Estaba decidido a conseguir los permisos necesarios para poder empezar con la construcción lo antes posible. No me detendría hasta lograrlo. Ya se había hablado de ello antes, pero en ese entonces no pude concretarlo porque no podía permitirme sacar la cantidad de dinero que se necesitaba para ese proyecto de mis otras inversiones.

Ahora ya estaba en marcha. Solo era cuestión de tiempo.

Debía confesar que estaba feliz porque todo iba según lo previsto, y si las cosas marchaban en la misma dirección durante los próximos meses, un hotel que sería el encargado de sustentar la vida marina abriría sus puertas el año siguiente. Era uno de mis más grandes sueños y se estaba cumpliendo más pronto de lo esperado.

William sonrió orgulloso mientras me estrechaba la mano con afecto.

—Por fin lo has conseguido, Derek —reconoció—, ¡felicidades, enhorabuena!

Le sonreí entusiasmado y negué: —Los dos lo hemos conseguido, William, los dos.

Su sonrisa creció todavía más. Tomó un sorbo de su Whisky y después hizo un gesto de negación.

—Tú trabajaste más duro para este proyecto que yo. A ti te ha tomado años diseñarlo y ahora lo estás haciendo realidad, yo sólo te estoy apoyando con parte del capital —admitió mientras se acomodaba su saco y, aunque la mayoría de las cosas que decía eran ciertas, yo era un hombre capaz de reconocer que si no fuera por él, este proyecto no vería la luz hasta en un par de años más.

—No te subestimes, William. Eres tan importante para este proyecto como yo.

Su boca se torció en un gesto de agradecimiento. Parecía complacido.

—Bueno, amigo, si tanto insistes en darme una retribución, puedes recompensarme con una deliciosa cena. Avísale a Emily y llamaré a Jessica y Valerie para que se unan a nosotros —sugirió, feliz.

Le hice un gesto de aprobación con la cabeza, pero un sentimiento de fastidio y rechazo surgió dentro de mí al escuchar ese nombre.

Nos dedicamos a discutir los últimos detalles del hotel y acerca de la cena, acordando que nos veríamos en la noche. Dos horas más tarde salió de mi despacho con una sonrisa en la cara y yo me quedé mirando la puerta preguntándome cómo sería capaz de manejar la situación que se me estaba yendo de las manos con su hija menor, Valerie, una chica demasiado caprichosa que no desperdiciaba ninguna oportunidad para acercarse a mí de una manera que me incomodaba.

Todo había comenzado hacía apenas unas cuantas semanas, William por fin se había decidido a presentarme a su familia; Jessica Henderson, su flamante esposa, una mujer hermosa y demasiado amable, su hijo Jonathan que pronto seguiría sus pasos para convertirse en un empresario como su padre, y luego estaba su hija menor, Valerie, una chica que poseía los genes de sus padres pero cuya actitud antipática y caprichosa dejaba mucho que desear.

Desde el momento en que consiguió mi número de móvil sin el conocimiento de su padre y me envió mensajes sugerentes supe que sería un gran problema en mi vida. Pero fui lo suficientemente inteligente como para no dejar que la situación creciera, nunca me molesté en contestarle y bloqueé su número de inmediato para que no pudiera seguir insistiendo, sin embargo, ella no se daba por vencida, siempre me enviaba mensajes desde diferentes números insistiendo en verme.

Tormentoso Deseo (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora