Solamente tú
Derek
Nada en el mundo tiene la capacidad de hacerme sentir más vivo que ella.
Me aferro a sus labios e inhalo sus suaves y desesperados gemidos de placer, que cada vez se hacen más fuertes y constantes. Ella se frota contra mí sin mostrarse avergonzada de la manera en que lo hace, su cuerpo desprende ese aroma peculiar que me enloquece y libera esa parte salvaje de mí que no logra hacerse la idea de que ella no me pertenece y que a estas alturas nunca lo hará.
Ahogo un gruñido de satisfacción y necesidad mientras presiono mi dolorosa erección contra su pelvis, buscando que comprenda la profundidad en que mi cuerpo la anhela.
Los dos nos perdemos el uno en el otro como sucede cada vez que estamos juntos; en cada respiración entrecortada que compartimos, en nuestras bocas que no someten, pero que conquistan y liberan nuestros instintos más oscuros, porque nada más importa cuando toda mi existencia se reduce a una mujer de ojos color zafiro.
Atrapo su labio entre mis dientes y tiro con fuerza al tiempo que me deleito con su sabor mezclado con el mío. Un revoloteo desestabiliza mi corazón y comienza a latir desbocado. Mi castaña se percata de que es mi miembro el que está ejerciendo presión contra ella, tensa sus músculos a la vez que jadea sobre mis labios, extasiada. Me siento en llamas. No puedo parar. El fuerte deseo de poseerla me vence y me rindo cuando siento sus pezones endurecerse contra mi pecho.
El aire empieza a escaparse de mis pulmones como si fuera agua entre mis manos pero no la suelto, no puedo dejarla ir nunca y en el fondo sé que eso tarde o temprano va a ser mi perdición. Porque Maia está lejos de pertenecerme, aunque comienzo a creer que cada rincón de mi cuerpo lleva escrito su nombre.
Pero ahora mismo, que la tengo así, no puedo pensar en nada más que en ella, en la forma en que me besa como si fuera a desaparecer en cualquier momento, en cómo se aferra a mí con la misma necesidad que me corroe, ella es la única mujer que ocupa mis pensamientos y así seguirá siendo mientras la tenga conmigo.
Me separo de ella, con el aliento perdido en su boca y agitado hasta el punto de no poder pensar con claridad y actuar de manera responsable. Trato de coger aire, en serio lo intento, pero cualquier posibilidad de lograrlo se va cuando Maia me mira fijamente con sus grandes ojos azulados que se han convertido en mi mayor adicción y que no puedo sacarme de la cabeza aunque sea por mi propio bien.
Respira con fuerza contra mi cara y puedo apreciar una tímida sonrisa rozando la comisura de sus labios. Mi corazón se calienta una vez más y olvido todo lo que debería hacer para alejarla de mí porque simplemente no quiero. Sólo la deseo a ella. La necesito.
Mi deseo por ella está consumiendo todo pensamiento racional que tengo, ya no puedo contenerme. Necesito sentirla, estar dentro de ella cuanto antes o probablemente moriré.
—¿Aún deseas echarme de tu habitación? —la provoco.
Se ríe.
—Estás jugando sucio conmigo —hace un puchero, fingiendo indignación. Pero sé que está más calmada.
—¿No has escuchado que en la guerra y en el amor todo se vale? —tanteo, quizá buscando una reacción de su parte.
—Derek... —su voz es una advertencia.
Inclinándome hacia ella, empiezo a trazar un camino de besos en la comisura de sus labios, y entonces susurro: —No me apartes más, por favor, no soporto estar tan cerca de ti y no poder tocarte.
Deja escapar un suspiro entrecortado al tiempo en que nuestros ojos se encuentran. Veo una devastadora ilusión en ellos. Mi corazón se siente pesado dentro de mi pecho.
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Tormentoso Deseo (+18)
Romance¿Cómo algo tan insano y prohibido puede sentirse tan bien? Cuando la atracción es demasiada se vuelve insoportable llevándote a cruzar todos eso límites que juraste preservar. Maia sufrirá y se quemará en el fuego de un Tormentoso Deseo cuando su c...