Capitulo 10 °Mucho más

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Si reproducen la canción cuando empieza a narrar Nico, les ayuda mucho, así escribí una parte de él.

Cuartel Norte. Alemania, Kiel.

Nina

Dicen que rogar es de débiles. No lo creo así, mando un noveno mensaje a Nico, esperando a que me conteste, nada. Me ha estado ignorando. Suspiro dejando el dispositivo de lado, me he levantado desde temprano, gracias a la alerta que me llegó por culpa de Aaron, saliendo del cuartel. Entendí cuando lo vi con ropa deportiva, por las cámaras.

Nico desde hace mucho ha sido alguien importante para mí, llegó al cuartel por unas semanas y terminó quedándose, dejó toda su vida en el cuartel principal, aunque sus padres le dijeron que siguiera su corazón y por lo que me contó no tenía a nadie más por quién quedarse allá. Eso no quita que se tuvo que adaptar a un nuevo régimen, porque, aunque todos seamos de Gem-Elli no significa que somos iguales, cada líder hace lo que prefiera con su cuartel. Nico llegó cuando apenas me habían ascendido a legatus, vio mi crecimiento como legatus, como persona, y como novia, pero la espinilla de que sea agradecimiento y no amor, la tengo.

Tengo miedo de perderlo, que se canse de mí, que me deje como muchos ya lo han hecho.

Este miedo persistente es un poco agotador, no dejar de pensar en quién saldrá de tu vida en cualquier momento, ese miedo de abandono, de pérdida, porque, aunque no lo quiera aceptar, pienso que cada que pierdo a una persona, pierdo una parte de mí.

La ansiedad carcome mis pensamientos, sin dejar espacio para concentrarme en algo más. Tanto que termino por chocar con alguien.





Mis mejillas siguen ardiendo mientras camino por el pasillo, logro escuchar a Brent, pero mi vergüenza es más grande y acelero mi paso. Aún puedo sentir el frío en mi piel, con las gotas de agua, resbalando por su pecho, pasando por sus abdominales y perdiéndose en la toalla.

Maldito Aaron, ¿Quién le dijo que puede pasearse desnudo por los pasillos? Eso debería considerarse un pecado. Caminando sin preocupaciones, mostrando esos abdominales de infarto, la espalda ancha, el bronceado natural y su sonrisa hipnotizante.

Tomo mi dispositivo para buscar el reporte y adjuntarlo al correo, le pongo motivo y por último lo mando al ministro, esto debería ser rápido.

—¿Qué tienes? —salto ante la pregunta.

—¿Qué? ¿Por qué? —intento pasar desapercibida. Derek sonríe de lado.

—Estás roja, ¿tienes calor? —alza las cejas divertido.

—No Derek, no tengo calor —ruedo los ojos, lo empujo con mi hombro.

Derek y sus ganas de saber todo, siempre.

—Deberías pedirle a Nico que te ayude —molesta, picando mi brazo.

Me quiero crucificar al pensar que esto lo ocasionó otro, que no es mi novio. No, no hice nada malo. Es un cuerpo más, para caerse muerta, o encima de él, pero uno más.

—Y tú con Laila, anda de un humor —replico, recordando cómo la vi en la mañana.

—Está un poco enojada —dice con desdén.

—¿Un poco? ¿Qué hiciste?

—Quiere conocer a mis padres, bueno, ya los conoce, pero no como novia.

Todo por ella (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora