Capítulo 17 °Miss you

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Cuartel Norte. Alemania, Kiel.

3 semanas de remodelación.

Nina

El sonido taladra mi cabeza, me rindo de poder dormir un rato más. Ayer acabamos a las 4 am, y solo pude dormir 3 horas, excelente. El cuartel nunca está en silencio, debido al gran número de pugnators, la construcción está 24/7 funcionando, la primera semana se notó el avance y me hizo feliz, ahora no se me quita el dolor de cabeza. Ruedo en la cama, chocando con Aaron que duerme plácidamente, no ha querido hablar de nada desde que se enojó hace una semana. Se levantó al otro día diciendo que solo quería dejar de lado el tema y seguir. Tampoco se ha vuelto a insinuar o ha querido hablar, y cada que yo lo intento me dice que está ocupado o cansado.

Alargo mi mano, acariciando el cabello oscuro que le cubre una pequeña parte de la frente, no quiero que se despierte, me gusta verlo dormir. Admiro su rostro que refleja tranquilidad, ese que hace muchos años me dejaba pendiendo de un hilo, esperando más. No logro mi cometido cuando empieza a abrir sus ojos, me tomo el atrevimiento de no quitar la mano, enfoca sus ojos en mí.

—Buenos días —saludo queriendo por fin hablar con él.

—Buenos días —intenta darme la espalda en la cama, pero lo tomo del hombro, subiendo mi cuerpo encima de él —¿Qué haces?

Somnoliento intenta bajarme, pero acerco mi rostro al suyo, dándole un beso pequeño.

—Te extraño —susurro cerca de sus labios.

—Tengo que levantarme —ubica sus manos en mi cadera.

Me aferro a su cuerpo, impidiendo que me vaya a mover, muevo mis caderas sobre él, queriendo contacto y sintiendo su erección matutina.

—Por favor —suplico, volviendo a besarlo, sintiendo sus labios con los míos.

Una de sus manos recorre mi muslo desnudo, solo duermo con una blusa delgada y ropa interior abajo, subiendo y bajando, vuelvo a presionar su erección que termina por hacerlo gemir, algo que me da oportunidad para introducir mi lengua en su boca.

Mi mano viaja más allá de su vientre bajo, se desliza por dentro de su bóxer y encuentro a su miembro duro, lo rodeo. En un movimiento nos hace cambiar, quedando él encima de mí.

—No empieces algo que no vas a acabar —murmura con seriedad.

—Pienso acabarlo —gimoteo, queriendo sacarle el bóxer.

—No —me deja en la cama, excitada y con la respiración irregular.

Caigo en la cama, escucho la regadera a lo lejos. No quiero quedarme con las ganas, muevo mi mano por debajo de la ropa interior, sintiendo la humedad que se produjo debido a él, deslizo mis dedos entre mi clítoris y mi entrada, mis pezones se endurecen, queriendo tenerlo encima de mí.

Vuelvo a recuerdos vagos, viéndolo lamer mis pechos, pensando que mi mano es su mano, acaricio el botón palpitante, suelto diversos jadeos mientras me doy placer, junto mis piernas cuando un calor sube por ellas, dándome espasmos por mi espalda baja, aumento el ritmo, abriendo la boca, jadeando sin controlarme con el sonido. Quiero tenerlo, mi entrada empieza a contraerse cuando el orgasmo llega, dejándome unos minutos sin aliento.

Volteo con la esperanza que esté viéndome, pero caigo en un error, o no me escuchó o no le interesa porque sigue enojado.


Termino de leer el reporte para los permisos y pedidos de personal, veo que todo se encuentra correcto, termino por estampar mi firma de manera digital.

Todo por ella (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora