Capítulo 24 °Un fantasma

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Cuartel Norte. Alemania, Kiel. 

Aaron

—No pueden tomar una decisión sin ella —replico cuando intentan levantarse de la silla.

—Se supone que tú estás en su lugar —miro al alemán rubio que se ha vuelto menos reacio a mi presencia.

Al contrario de Klein, mientras que Laila solo se limita a guardar sus comentarios ofensivos porque eso le toma mucha energía que prefiere usar para caminar.

—Lo estoy, pero solo para luego comentarlo con ella.

—No ha hablado con nadie en días —inquiere Klein.

—Conmigo sí.

—Entonces podrías decirle que necesitamos su presencia —enojado por mi comentario.

—Tal vez no te quiere ver —me encojo de hombros.

—¿Y por qué no me querría ver?

—Basta, no es momento de sus peleas inútiles, estamos a días de la inauguración —habla Laila —es por ello que la necesitamos.

No entiendo cómo quieren hacer una inauguración del cuartel cuando ya tiene tres semanas en uso y evidentemente Nina no está en condiciones. Lo único bueno es que estos días solo me han ayudado a investigar más y tener un plan con Tom.

—¿Cómo está? —pregunta con preocupación su amiga, al aparecer los últimos 3 días no ha ido a verla.

—Intentando superarlo.

—Esa no es una respuesta —inquiere Neal.

—No sé qué quieren que les diga.

—Que no está volviendo a consumir, por ejemplo —miro a Klein, que últimamente me resulta mejor llamarlo por su apellido para no darle un balazo mentalmente cada que me jode.

—¿De qué mierda hablas? —miro a los otros dos que siguen callados —¿ustedes piensan lo mismo?

—Ella necesita ayuda —insiste.

—¿Y por ello piensan que está consumiendo de nuevo? —me río ante su absurdo pensamiento —realmente creí que conocían a Nina.

—La conocemos, y por eso sabemos de lo que es capaz.

Ignoro a Klein, solo mirando a Neal que suspira y se pasa las manos por la cara antes de hablar.

—No estamos confirmando que está consumiendo, es solo que la última vez que intentó superar algo parecido, no le fue bien —su mirada me dice más, lo sabe.

—Debo irme.

Sin esperar a que me contesten, los dejo en la oficina.

Es cierto, Nina ha estado demasiado distante estas 3 últimas semanas, me pidió tomar su lugar, y pensé que eso lo tomarían a que ya no le interesa nada, pero la verdad es que cada que llego a la habitación a verla me hace contarle detalle por detalle de todo, se la vive encerrada en el viejo cuartel, no hace nada más que estar en la computadora. Podría decir que no está consumiendo, pero ahora no estoy seguro porque se encuentra siempre en ese lugar y menos de que Neal me haya dado a entender algo. 

Escucho un poco de música mientras me voy acercando a la sala, la puerta está emparejada y suena Angels Like You, una canción que sé que es de sus favoritas. Empujo levemente la puerta, está sentada frente a la computadora, otra vez, mientras canta. Pienso dos veces antes de tocar, voltea y por un momento veo disgusto hasta que me ve.

—Me asustaste.

—Lo siento —entro, cierro la puerta —pensaba venir a ver qué hacías.

—Trabajando —regresa a la pantalla.

Todo por ella (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora