Epílogo °A tiempo 2

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España. Antes de la crio.

Aaron.

Le vuelvo a llamar, pero no se detiene, aprieto los puños cuando sale del estacionamiento en el carro con Fernanda. Maldita sea, justo ahora tenía que pasar esto. Inhalo profundo, de un golpe bajo la cajuela, me subo al auto y mi celular empieza a sonar.

—¿Qué?

—¿Así le contestas a tu madre? —escucho su voz indignada, respiro antes de contestar.

—Estoy saliendo del jodido ensayo —prendo el auto avanzando por el estacionamiento.

—Sé que todo esto no es de tu agrado hijo, pero tenerla vigilada nos conviene.

No le contesto para no seguir peleando con lo mismo y escucho cómo suspira.

—Bueno, te queríamos avisar que tu padre y yo saldremos de viaje este fin de semana —explica —tu hermano se quedará en la casa, espero puedas pasar a verlo.

—Ya no es un niño —refuto.

—No, pero es tu hermano menor y será la primera vez que se quedará solo.

—Lo intentaré —me despido antes de colgar.

No tengo ánimos de hablar con nadie, menos con mi familia que si se llegan a enterar de la verdad con Nina me van a dar la jodida de mi vida. Se supone que solo me acercaría a ella como amigo, pero digamos que me pareció mejor idea tenerla más cerca y terminamos follando por dos años, siempre que veían a Nina era presentada como la amiga y ahora tengo que enfrentarme al posible escenario donde ella decide tener al bebé, yo me hago responsable y le digo a mis padres que embaracé a la mujer que se supone vamos a terminar metiendo tras las rejas con su familia genocida, excelente. Mi vida no puede empeorar.

Llego a mi departamento cansando después de todo, veo la luz de la sala prendida. Abro la puerta, es Brent tomando un trago de una reserva de Whiskey.

—¿En qué momento te invité? —aviento las llaves a la mesa, me acerco a servirme.

—Cuando me enteré de que serás papá —dejo de servirme para voltear a verlo pálido, si él lo sabe, la OKV también.

—¿Qué mierda?

—Tengo vigilada a Nina, ellos no lo saben —se termina su trago, deja el vaso cerca para que le vuelva a servir.

—¿Cómo es que la tienes vigilada? —suelto la botella haciendo sonar la mesa de centro —y ¿quién te dijo que tenías que vigilarla?

—Hey, tranquilo —toma la botella para volver a servirse —solo puse un micrófono en su auto —se vuelve a sentar —y una cámara —aprieto la mandíbula —pero no sirvió.

—Te falta una pregunta.

—Quería ayudarte —dice simple.

—¿Ayudarme a qué?

—Siempre te andas quejando de que tienes que andar tras de ella y no sé qué tanta cosa, —explica —solo quería ayudarte.

—¿A quién le dijiste? —me espero la peor respuesta.

—A nadie, puedo entender por qué la quieres.

—No la quiero —replico mientras tomo mi vaso, le doy un trago que me raspa la garganta.

—O te gusta, lo que sea —hace un desdén —solo logré escuchar cómo ayer se bajó a una farmacia y luego regresó casi rezando sobre no estar embarazada.

Hago una mueca y casi pienso en pedirle las grabaciones, pero descarto la idea.

—¿Qué harás?

—Le dije que si lo decide tener me haré responsable —muevo mi trago.

Todo por ella (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora