Capítulo 8 °Instinto

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Cuartel Norte. Alemania, Kiel.

Nina

Dicen que la mente no tiene límites, pero cansancio sí.

Llevo 3 días con la misma rutina, me levanto, desayuno, me reporto, regreso a mi habitación a realizar el reporte de la misión que se hizo hace días con los Legatus, salgo de mi habitación en la noche solo para comer algo y regresar. Hoy decidí estar en la oficina, el dolor de cabeza me taladra la sien, la luz de la computadora me lastima ya los ojos.

Sigo en busca de información sobre lo que pudo haber pasado, sin embargo, mi conclusión sigue siendo la misma, los Brios intercedieron en el canal de comunicación y por ello no llegaban las alertas, encontré usuarios fuera de Gem-Elli, se conectaron a la red y se infiltraron. Cometimos varios errores con nuestro sistema. 

—Vas a terminar sin pestañas —muevo mi mirada hacia Nico.

No ha vuelto a sacar el tema de Aaron y la verdad lo prefiero así.

—Alguien tiene que encargarse —contesto sin ánimo.

Le doy un sorbo al café, hoy no salió tan bueno como siempre y hago una mueca.

—Nena, llevas 3 días así, no hay más información y necesitas descansar —eso es cierto, apenas y he dormido.

—Vale ya —cierro la computadora, cruzo de brazos resignada.

Nico se desliza en su silla hacía mí para luego voltear mi silla y quedar frente a frente.

—No te enojes —me toma de las mejillas —debes aprender a soltar —clavo mis ojos en él rápidamente.

—Te voy a soltar un golpe si me sigues tratando así —quito sus manos y me levanto.

Estos días definitivamente no han sido nada fáciles, menos con él.

—Joder contigo —suspira cansado, volteo a verlo.

—Estoy harta, estoy cansada y solo pido un mínimo de apoyo de ti, ¿sabes?  —cruzo mis brazos mientras siento mi mandíbula tensa. Parpadeo cuando siento cómo se nublan mis ojos. Estoy sensible.

En estos 2 días no me ha apoyado en ninguna de mis decisiones.

—Y lo tienes —abre los ojos mientras se levanta de la silla. Estamos solos en la sala.

—Pues parece que cada que intento ayudar al cuartel tú me detienes, dije que hiciéramos otra misión y no me apoyaste, dije que contactáramos al ministro y tampoco me apoyaste —exhalo fuerte —¿Sabes que ahora somos menos, y con un voto en contra, todo se va a la mierda?

—Otra misión ahora es suicida, y lo sabes. Darle una respuesta al ministro en tiempo récord no te hará mejor, ni te dará medallas. Contactar al ministro solo por esto es una tontería —alza la voz. Muerdo el interior de mi mejilla cuando menciona lo de las medallas.

—¿Tontería? ¿Es una tontería que Ludo muriera? —exclamo y me acerco a él —¿Eh? ¿Crees que quiero ir a hablar con el ministro solo porque se acabó el papel de baño? Alguien bloqueó la señal y por eso pasó lo que pasó. No puedo pararme a descansar, porque parece que a nadie le importa. Necesito buscar una solución a esto.

—Es que tienes que pensar frío, no dejarte llevar por tus sentimientos, lo hiciste y mira lo que pasó —cierra la distancia y me toma de los hombros tranquilamente, pero eso solo hace que mi enojo aumente y me alejo.

—¿Qué pasó? —bufa cuando lo enfrento —Estoy un poco cansada de esto.

—¿Esto? ¿A qué te refieres con esto? —hace comillas con los dedos —¿lo nuestro?

Todo por ella (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora