Capítulo 1

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Artemisa estaba preocupada por Apolo.

Desde que Athenea había empezado a faltar su hermano estaba más distraído que de costumbre, y no solo él, Hermes estaba igual. Ambos chicos habían dejado sus travesuras de lado desde que la castaña empezó a faltar y ahora solo se dedicaban a conversar entre susurros cuando ella se acercaba o no hablaban en absoluto.

Decir que se sentía echada a un lado era poco. Parecía que su hermano la había cambiado por su amigo en cuanto a ser su confidente y eso dolía, en especial desde que se dio cuenta que a sus reuniones misteriosas se unía Afrodita.

Hablando del orgullo.

La pelinegra era consciente de que sea de lo que ese trío hablaba no la incluían porque no estaría de acuerdo, sobre todo desde que peleo con Apolo diciéndole, ordenándole mejor dicho, que no hablara con Athenea sobre su profecía.

Su hermano había luchado demasiado con ella para hacerla cambiar de opinión; sin embargo, de un momento para otro paso a estar muy tranquilo y alejarse de ella.

Artemisa estaba cansada y no sabía cómo hacerle entender al a su hermano que ella solo buscaba lo mejor para él y odiaba que tuviera que ocultarle las cosas.

Pero tú también tienes tus propios secretos se recordó y eso la molesto un poco más.

Sentirse culpable por esconderle a su hermano una de sus amistades, una que la hacía sentir ella misma, era injusto después de todo lo que la pelinegra había hecho por él.

Cuando entró a su casa Apolo estaba en la sala con el televisor encendido sin prestarle la más mínima atención mientras conversaba por teléfono.

Su hermano se estaba riendo de lo que sea que la persona al otro lado de la línea le estuviera diciendo. Era gratificante verlo así y en casa en lugar de estar espiando a Athenea.

Artemisa se moría por hablar con él, pero si las cosas iban como ultimamente el que su hermano la viera solo significaría que se iría a su cuarto hasta que su tía llegara con la cena, por lo que lo dejo ahí se fue a su habitación.

Al estar en su cuarto se tiró en su cama agotada, mentalmente hablando.

Su casa parecía estar en una guerra fría y lo que más le dolía era que la única persona que pensó sería incondicional con ella la estaba dejando de lado y luchando en su contra.

Un pitido le indico a Artemisa la entrada de un mensaje. No era necesario mirar su teléfono para saber quién era porque ese sonido estaba personalizado para una sola persona; sin embargo, en ese momento no quería responderle.

Otro mensaje ingreso y la pelinegra se vio tentada a silenciar su celular, pero antes de que pudiera hacerlo una llamada entró.

Orión.

Artemisa sabía que si contestaba la sensación de seguridad que el chico le brindaba y la libertad de responsabilidad que le ofrecía la haría aceptar salir con él; sin embargo, como estaban las cosas entre ella y Apolo no sabía si sería lo mejor arriesgarse a ver al chico.

La llamada termino y otra ingreso.

Solo un momento. Solo es hablar se dijo contestando.

—¿Sigue sin hablarte? —preguntó directo el chico a la pelinegra sin si quiera saludar.

—Hola ¿Cómo estás? Yo estoy bien y tú —le respondió en broma, una que no fue apreciada por la otra parte.

—No estás bien Artemisa, te conozco demasiado y sé que no estás bien. No cuando tu otra mitad te ignora —el tono de Orión era duro y la pelinegra supo que o respondía la verdad o no lo hacía, mentir no era opción.

Artemisa [Olímpicos mortales #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora