Artemisa paso todo el día con Alessandra y su grupo después de mucho tiempo.
Disfrutó cada segundo de ello, pero sobre todo sintió como si un peso se hubiera levantado en ella durante el día mientras pensaba en las palabras de Alessandra.
Apolo tenía razón, ella no tenía ningún derecho a pedirle nada cuando le había estado mintiendo, pero su hermano no se había cerrado a la opción de alejarse de Afrodita si Artemisa cumplía con lo que le había pedido.
Piensa en cuál de ellas es más importante para ti y vale la pena mantenerla.
Para Artemisa solo había una persona importante en su vida y que no quería perder por nada del mundo.
Por eso cuando llegó a su casa antes de anochecer espero encontrar a su hermano y hablar con él, pero la suerte no estaba de su lado y encontró el lugar vacío.
Bueno, al menos no está Antonella pensó la castaña.
Eso fue una gracia salvadora, lo que menos necesitaba era pelear con ella y que Apolo pensará que sus estallidos fueran por estar afuera hasta tarde viendo a Orión.
Artemisa como muy pocas veces preparó la cena y para cuando Apolo y su tía llegaron todo estuvo listo.
—Vaya, no pensé que vería el día en el que llegaras a casa temprano y cocinaras —señaló Antonella sentándose en una de las mesas del comedor.
—Cocino más de lo que crees, tía —le respondió la pelinegra— Que no lo haga para ti es otro asunto.
Apolo hizo el amago de una sonrisa ante las palabras de su hermana, aquello era cierto. Normalmente la pelinegra cocinaba para ambos cuando estaban solos.
—Tengan —dijo Artemisa dejando delante de ellos un plato de sopa vegetariana delante de ellos— Espero que les guste —eso lo señaló mirando directamente a Apolo.
Aquella sopa, a pesar de ser sencilla, era la favorita de su madre y la que siempre les preparaba cuando los ánimos entre ambos estaban por los aires. Según ella por ser Escorpio tendían a ser más intensos que los demás, en especial porque eran gemelos y chocaban entre sí cuando no estaban de acuerdo en algo.
Apolo miró de la sopa a ella y le dio un asentimiento.
Tregua, su hermano estaría en paz con ella y no saltarían a la garganta el uno del otro durante unos días al menos.
Solo necesito unas horas pensó la pelinegra.
Cuando acabaron de cenar Apolo se ofreció a lavar los platos y cuando Artemisa quiso ayudarlo el chico negó y le pidió que se fuera.
—Quiero un momento a solas —le pidió y aunque le dolió le dio el espacio que pedía.
Artemisa fue a su cuarto y respondió los mensajes de que Hefesto le había dejado. Su amigo era el único que según ella había sabido de su amistad con Orión y aunque le había chocado no cuestiono sus acciones, solo la apoyo, como siempre lo hacía.
Hefesto: ¿Cómo van las cosas con Apolo?
Hefesto: ¿Funcionó la cena?
Artemisa: Me pidió un tiempo a solas
Artemisa: Odio estar así con él
Hefesto: Es tu gemelo
Hefesto: Y lamento ser él que te lo diga, pero te lo ganaste.
El chico también era el único además de Apolo que le decía las verdades en su cara; quizá Athenea también estuviera en ese grupo si hubiera confiado en ella, pero eso no estaba en sus planes luego de lo había pasado días atrás.
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Artemisa [Olímpicos mortales #2]
Fantasy"¿Qué pasaría si los dioses griegos se convirtieran en simples mortales?" El despertar ha comenzado y el peligro esta latente en cada uno de ellos. Enemigos en la oscuridad que quieren regresar y cobrar venganza. ¿Podrán sobrevivir y completar su...