Capítulo 25

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Cuando todo empezó a disiparse nuevamente a su alrededor Artemisa espero la siguiente escena con ganas de saber si llegó a vengarse por haber sido utilizada, pero sucedió. Poco a poco su visión se fue aclarando mostrándole a Apolo que estaba frente a ella aún con sus manos entrelazadas, por lo que las soltó inmediatamente.

—Artemisa, yo...

—No digas nada —lo cortó levantando su mano y dando un paso hacia atrás.

Necesitaba tiempo.

—Lo siento —completó Apolo ignorando su pedido— Yo... Solo yo no lo haría.

—Pero lo hiciste —le recordó molesta.

—No soy el mismo, no eres la misma —le dijo su gemelo, pero ella negó.

¿Acaso no estaban cometiendo los mismos errores en esa vida? Se preguntó y la voz de Orión resonó en su cabeza.

—Yo no te di a elegir. Yo no te pedí nada a cambio. Yo estaba dispuesto a olvidar todo por ti.

¿Qué había hecho? Dando una mirada a su hermano, Artemisa entendió lo que una sola decisión había ocasionado. Todo era una reacción en cadena, ahora lo veía con claridad.

La misma decisión de confiar en su hermano, en esa vida, y alejarse de Orión fue la que orilló a su amigo a cobrar la venganza, una a la que se había estado reteniendo por ella.

—Apolo te está manipulando, Artemisa

No, ella quería creer que eso al menos en esa oportunidad no era verdad, pero ¿No es manipulación cuando te dan a elegir?

—Siempre elegías a Apolo ¡Siempre! Él era primero en tu lista de prioridades.

Tan cierto. Su hermano siempre fue primero aún después del fiasco que había cometido al engañarla utilizando su lazo para matar a Orión. Ahora podía entender la furia del chico aquel día cuando le dijo que lo mejor era que dejarán de verse, de hecho entendía muchas cosas.

—Artemisa...

—Solo detente —le pidió la chica a su hermano mirándolo bien por primera vez y no se refería solo a saber quién era en realidad y la historia que tenían detrás.

Apolo estaba vestido con una túnica dorada y krepis que la hacían recordar mucho más quién era, quienes eran. Por su parte Artemisa estaba vestida con un vestido de gasa con encaje dorado y destellos plateados sin mangas con doble cuello en V, dos caídas de tela desde sus hombros y un corte imperio para la parte inferior.

—Estamos felices de tenerlos de vuelta —comentó una de las ancianas que en ese momento reconoció como Parón, una de las tres Moiras, una de las tres mujeres que aconsejaron a Zeus mandarlos a ese mundo.

—Poco a poco más recuerdos se irán sumando aclarándose y asentando los dos seres que fueron —agregó mellontikós— Nos gustaría conversar contigo, Apolo cuando estés listo, solo llámanos estaremos felices de tenerte con nosotras —le dijo la diosa a su gemelo que la miró preocupado antes de que se mostrará dolido.

—Lo pensaré —respondió en un susurró con una sonrisa falsa.

Artemisa sabía a lo que la Moira se refería y como Apolo odiaba hablar sobre el don de las profecías que escuchaba, pero más que eso era su falta de saltar a defenderlo lo que había puesto esa mirada en él.

Las diosas del destino asintieron hacia su hermano antes de desaparecer dejándolos solos.

—Artemisa tenemos que hablar.

Artemisa [Olímpicos mortales #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora