Artemisa se había sentido fatal a la salida del instituto cuando Apolo y Hermes la ignoraron por completo, pero ese sentimiento se convirtió en furia cuando vio a Athenea y Afrodita conversar como si fueran amigas de toda la vida, por lo que cuando Aura se cruzó en su camino para molestarla estalló.
—Vaya, vaya, miren quien está sola, la cazadora —dijo la chica con burla en su voz— Dime, ¿Cómo se tomó tu hermano la noticia de tus aventuras?
—¿De qué demonios hablas? —le cuestionó con gruñido ignorando el motivo detrás de sus palabras inconscientemente.
—De como andabas haciéndole compañía a tu amiguito con el que te encuentras a escondidas, por supuesto —le respondió Aura con un tono insinuante y Artemisa perdió los papeles cuando entendió el mensaje detrás de esas palabras.
Sin pensarlo dos veces agarro a Aura de los pelos y la arrastro a un callejón antes de tirarla al suelo con una fuerza que no creyó posible que tuviera.
—Auch, duele estúpida —le dijo la chica.
—¿Enserio? —le cuestionó Artemisa— Pues esto te va a doler más —agregó antes de darle una cachetada que la hizo caer de vuelta al suelo antes de levantar su rostro agarrándola de nuevo de los pelos— ¿Te dolió?
—Suéltame, idiota.
—Claro, cuando sientas una mínima parte de lo que estoy por tu culpa, entrometida —le respondió la pelinegra tirando la chica y poniéndose sobre ella antes de cachetearla de nuevo.
Aura se quejó ante el primer golpe y el segundo, pero antes de le diera el tercero sacaron a Artemisa de encima de la chica.
—Quieta, fiera —escuchó a sus espaldas.
Esto debe ser una broma pensó la pelinegra reconociendo la voz detrás de ella, Calisto.
—Suéltame —ordenó con la poca paciencia que le quedaba.
Sabía que las Eris eran un grupo y se cuidaban las espaldas, tal y como lo habían hecho con Hera años antes, por lo que no se sorprendió que Calisto estuviera defendiendo a su amiga; sin embargo, su molestia no era con ella.
—¿O qué?
—O nosotras te ponemos una flecha entre los ojos —dijo otra voz.
Alessandra.
—¿Entonces, Calisto? ¿Qué decides? —preguntó su amiga, pero antes de que la chica respondiera Artemisa le hizo una llave a Calisto deshaciéndose de su agarre.
—Agradécele a mi amiga, y ruégale al destino de que no me entere que tienes que ver con algo de lo que hizo tu amiguita, porque te juro que no descansaré hasta hacerles sentir en cada una de sus células lo que estoy sintiendo —amenazó tirando a la chica junto a Aura.
La pelinegra las miró con furia y las ganas de golpear a ambas la llenaron, pero no lo haría, no cuando detrás de ella estaba Alessandra, y seguramente más chicas con ella.
Girándose encontró, tal y como había pensado, a Alessandra con Alida y Aria.
Dándoles un asentimiento las cuatro salieron del callejón hacia la bodega. Ninguna dijo nada cuando llegaron y dejaron a la pelinegra distraerse en el lugar hasta que tuvo que irse.
—¿Qué pasó? —le preguntó Alessandra mirándola con preocupación cuando Artemisa no respondió— Artemisa, nadie aquí te va a juzgar.
—¿Por qué?
—Porque somos una familia —le respondió la chica sin dudar, pero eso no era lo que ella había querido saber.
—¿Por qué siempre apareces cuando estoy a punto de cometer una burrada como la de hoy? —le preguntó.
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Artemisa [Olímpicos mortales #2]
Fantasy"¿Qué pasaría si los dioses griegos se convirtieran en simples mortales?" El despertar ha comenzado y el peligro esta latente en cada uno de ellos. Enemigos en la oscuridad que quieren regresar y cobrar venganza. ¿Podrán sobrevivir y completar su...