Capítulo 8

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Después de la conversación que tuvieron Artemisa y Apolo pasaron el resto del día conversando, riendo, viendo películas, recuperando el tiempo perdido de esos días.

La pelinegra se sentía feliz por ello, por fin una parte de ella la más importante estaba de vuelta en su vida.

Fue casi al anochecer cuando Hermes llegó a su casa visitando a Apolo para que fueran a bailar que Artemisa descubrió quien había emborrachado a su hermano.

—Debería haberlo sospechado —dijo la pelinegra acercándose a donde estaban los chicos.

—Tu hermano quería olvidar —le respondió encogiéndose de hombros.

—¿Y tomar ayuda a olvidar?

—No, pero al menos te diviertes.

Artemisa se rio y negó por su respuesta.

Hermes siempre había sido el mejor amigo de su Apolo desde el kinder y por ende Artemisa también tendía a cuidarlo, aunque al chico no le gustara y menos supiera de todo lo que hacía por él.

—¿Entonces iremos a bailar? —le preguntó a Apolo que miró a Artemisa antes de responder.

—Acabamos de arreglar nuestras cosas creo que hoy me quedo en casa —le dijo el hermano de la pelinegra.

—Artemisa también puede ve... Mejor no —se corrigió.

—¿Por qué no? —preguntó la pelinegra.

Hermes miró a Apolo antes de volver a mirar a Artemisa y de vuelta a su amigo sabiendo que había metido la pata.

—Eh... Apolo te lo puede decir —le dijo el chico manoteando a Apolo para que hablará.

Artemisa frunció el ceño a su hermano esperando su respuesta, pero él estaba igual o peor que Hermes causando que la pelinegra quisiera reírse. Ella conocía a la perfección a los chicos y ya sabía porque no querían que fuera, pero también quería que ellos se lo dijeran.

Hermes tenía una reputación de ser despreocupado y no responder ante nadie, pero Artemisa lo sabía mejor. El chico sentía por ella un respeto profundo, además de quererla como una hermana que estuvo ahí para él cuando sus padres no pudieron y sus tíos lo abandonaron. Hermes era una persona a la que aunque podía no parecerlo necesitaba ser cuidada.

—¿Entonces? —presionó y cuando ninguno habló agregó— ¿Enserio piensan que no sé con quién estuvieron ayer? —les preguntó y los chicos la miraron aún más asustados— Ayer Afrodita estuvo con ustedes ahogando penas —les dijo.

—¿Y tú como sabes? —le preguntó Apolo pero antes de que pudiera responderle Hermes habló por ella.

—Te lo dijo Athenea —la pelinegra asintió— Chismosa—gruñó el chico antes de mirarla con una carita de cachorro apaleado.

Aquí viene el chantaje pensó Artemisa.

—¿Entonces podemos ir? Por favor, por favor, por favor —pidió.

—Mañana tenemos clases —le respondió la pelinegra.

Ya había faltado un día, dos no era una opción y menos ir como un zombie por no dormir.

—Por favor —pidió Hermes codeando a Apolo que le dio la misma mirada que el chico— Te prometo que llegamos temprano y no beberemos.

—Artemisa, ándale —pidió Apolo, pero ella negó.

—Lo siento, pero no —les dijo.

Sabía que Hermes si quería podía irse a bailar sin su hermano, pero tampoco quería que el chico fuera y se metiera en problemas y ella no estuviera ahí para ayudarlo.

Artemisa [Olímpicos mortales #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora