Capítulo dedicado a LaLuzDivina. Gracias por el apoyo.
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Hefesto tenía razón, pero Artemisa no podía arriesgarse a que Orión entrará y arruinará la situación con su hermano aun cuando el chico no sabía nada; por lo que espero hasta que Hermes y Apolo entraron al salón cuando sonó el timbre del receso.
—Suerte. Avísame si sucede algo —le dijo Hefesto alejándose de Artemisa.
La pelinegra tenía miedo de que lo que haría no saliera como ella planeaba.
Tiene que salir como planeó pensó.
No podía permitirse cometer errores. Fue a su salón y cuando vio a Athenea con su hermano al entrar encontró la excusa perfecta para salir sin levantar sospechas; por lo que miró mal a la castaña y salió sin mirar atrás.
Artemisa se escabullo por algunos pasillos para ir a donde estaba Orión.
Cuando llegó vio al chico esperándola recostado sobre la pared exudando un aire de chico malo con el que probablemente tendría a muchas a sus pies, lástima que ella no fuera una de esas personas.
—Orión —llamó y el pelinegro giró a verla con una sonrisa.
—Sabía que vendrías.
—No me dejaste opción —le recriminó la pelinegra rodando los ojos— ¿Qué es lo que me tienes que decir? —preguntó cansada mientras menos tiempo estuviera con él menos serían las probabilidades de que Apolo la descubriera.
—Quería preguntarte sobre este grupo en particular del que me acaban de informar —empezó a decir el chico como tanteando el terreno.
—¿Qué grupo?
—Uno que llegó hace un tiempo al pueblo —le respondió y Artemisa perdió la paciencia.
—Se directo Orión, no tengo tiempo para perder —le dijo de manera firme haciendo que el chico frunza el ceño.
—¿Qué es lo que sucede Artemisa? ¿Por qué estás siendo tan borde? —le preguntó acercándose a ella y mirándola fijamente— ¿Pasó algo con Apolo? —la preocupación y el recelo en su tonola hizo sentir ligeramente culpable, pero ella ya había tomado una decisión.
—Todo está bien con él —le dijo sin apartar la mirada, pero con un tono bajo.
El pelinegro se rio de manera seca ante su respuesta alejándose de ella.
—Te pidió que dejes de verme —no había duda en su voz cuando dijo aquellas palabras— Tu hermano te pidió que te alejes de mí ¿No es así?
—Para qué me citaste acá —preguntó Artemisa evadiendo la pregunta, pero eso solo hizo enojar más al chico que golpeo su puño en la pared— ¡Orión!
—Orión qué, Artemisa. Estas dejando nuestra amistad por los celos estúpidos de tu hermano —le dijo con furia y la chica negó.
—No es así.
—¿Ah no? Entonces cómo es. Explícame —pidió— Dime ¿Acaso no te he apoyado todo este tiempo? ¿No he estado para ti? ¿No te he dado todo lo que necesitas? ¿No he sido el amigo que querías? ¡Dime!
—¡No me grites! No tienes ningún derecho a levantarme la voz —gruño la pelinegra.
El chico la miro enojado por unos segundos respirando con fuerza antes de acercarse a ella y abrazarla sorprendiéndola por completo.
—No me alejes, no de nuevo, no por él —el tono dolido en sus palabras destrozaban a Artemisa.
Orión tenía razón en cada una de las preguntas que le había hecho antes.
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Artemisa [Olímpicos mortales #2]
Fantasy"¿Qué pasaría si los dioses griegos se convirtieran en simples mortales?" El despertar ha comenzado y el peligro esta latente en cada uno de ellos. Enemigos en la oscuridad que quieren regresar y cobrar venganza. ¿Podrán sobrevivir y completar su...