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Todos los alumnos del internado estaban rezando en el campanario. Hoy se cumplían nueve meses de que Alexa Cameron había dejado este mundo. Como siempre, la directora Mildred llamaba al padre encargado del entierro de la muchacha para dar las misas.

-Hoy es primero de septiembre de dos mil dieciséis. Hoy se cumplen nueve meses de que nuestra querida compañera y hermana, Alexa Cameron, haya fallecido -hablaba el padre a todos-. Su suicidio, nos impactó a todos. Fue triste e inesperado, sobre todo para aquellos que la conocieron a fondo.

-Con que Alexa se suicidó -susurró Elliot.

-Cállate -masculló Owen a su lado.

-Ustedes no creen que se haya suicidado ¿verdad?

Ninguno de los chicos le contestó.

-El corazón de sus amigos se inunda en tristeza y soledad al recordarla. Este internado se llena de tristeza al recordarla. Mi corazón se llena de tristeza al recordarla.

-Ni siquiera la conocía -alegó Diana en voz baja.

-Dijiste que era tu amiga ¿verdad? -preguntó Nayla.

La pelirroja asintió.

-La cama en la que duermes era la suya.

Nayla no supo qué contestar a tal confesión.

-¡Un minuto de silencio para honrar la memoria de nuestra querida compañera, Alexa Cameron!

Todos los adolescentes y profesores guardaron silencio para respetar el momento. Seguido de que pasara el minuto de silencio el padre se despidió de los alumnos y finalizó la misa. Los profesores les dieron a los alumnos unos minutos de descanso después de la misa para que despejaran su mente y estuviesen más que despiertos en las clases siguientes.

-No -contestó Owen a Elliot de la nada-. Yo no creo que se haya suicidado. Diana y yo la conocíamos muy bien, estaba loca, pero no tanto como para suicidarse.

-Algo grave le pasó. La foto con esos garabatos y el texto detrás, también la nota que encontró Diana enterrada en los tulipanes; indican que fue algo grave, tan grave que no se lo contó a nadie. Ni siquiera a ustedes dos.

-¿Pero qué?

-Habla de un monstruo -interrumpió Diana-. En los dos escritos menciona un monstruo. Una bestia o algo parecido.

-Los monstruos no existen.

-Pero las personas sí -habló Nayla-. Puede que Alexa se refiera a una persona, no un monstruo como tal. La fotografía que encontré con Owen era de una persona con bata blanca.

-¿Insinúas que la persona de la foto es el monstruo que asechaba a Alexa? -inquirió Owen.

-Puede que tenga razón -acordó Elliot.

-Pero el rostro no es visible -comentó Diana-. Alexa lo cubre con taches y rayones, no hay manera de saber quién es.

Hubo un silencio de tres segundos entre los jóvenes.

-Pensemos un poco -habló Nayla-. Yo no he visto a nadie que use bata aquí adentro. Al menos no desde que llegue. Owen y tú tienen más tiempo aquí detro ¿Alguna vez han visto a alguien con bata?

-No. Solo la toga del padre.

-Los profesores tienen ropa elegante y nosotros llevamos uniformes. Nadie usa bata -completó Diana-. Ni siquiera la profesora de química.

-Ella no, pero si la de enfermería -interrumpió Elliot. Todos lo miraron con atención-. No digo que ella sea el monstruo que buscamos, solo digo que es la única a la que he visto usar una bata.

El infierno que construimos [COMPLETA] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora