El infierno que construimos [COMPLETA] ✓

27.

—El roble oscuro está en el Norte, en la punta —explicó Elliot señalando su marca en el mapa—, representa la muerte de Jules Berrycloth. Mientras que las otras cuatro puntas representan a sus seguidoras, por esa razón los cuerpos que fueron encontrados ahí estaban quemados. Representan a Vanellope Sorní —señaló la punta del Este—, Evangeline Ajax —señaló la punta del Sur—, Fiona Rymer —Señaló la punta del Oeste— y Violet Miller —Señaló la marca del Oeste que estaba a tres kilómetros de diferencia de la primera.

—Entonces, si Nayla, Cassandra y yo somos para tres de las puntas de la estrella..., ¿quiénes son las otras dos? Además, ¿cuándo es el próximo eclipse lunar?

—Mañana —contestó Emma.

—Por eso tuvimos aquellos accidentes en clase de natación —dijo Nayla—. El Rey quería matarnos a Diana y a mí. Yo con mi desmayo y a ella ahogándola.

—¿Entonces Cassandra está muerta? —preguntó Owen con un toque de preocupación.

—Emma —dijo Diana.

—Dime.

—¿Sigues en la biblioteca?

—Voy de regreso a la ventana, ¿quieres que vuelva?

—Está bien, ya no importa. Dime, si Cassandra era uno de los objetivos y ahora no está en el internado, ¿significa que el Rey la mató?

La rubia se quedó en silencio.

—Haz lo mismo de hace un rato —dijo Nayla—. Un juego de palabras.

—Es que... Yo... Es que no... Es...

—¡Emma! —exclamó Owen desesperado.

—Cállate, Wong. Déjala en paz.

—Juego de palabras, Emma, recuerda —dijo Diana intentando calmar a la rubia.

—Ment... —Las palabras de Emma quedaron en el aire y no llegaron a los oídos de los cuatro adolescentes. Pues la comunicación del walkie talkie había sido cortada y ahora solo se escuchaba la estática entre un canal y otro.

—¿Emma?

—¿Emma, estás bien?

—¿Emma?

Llamaron ambas chicas, pero nunca recibieron respuesta por parte de la rubia.

—Maldición —dijo Owen.

Los muchachos iban a intentar llamar a Emma una vez más, pero las luces del pasillo fuera del cuarto oscuro se encendieron y se alertaron enseguida.

—Hay que salir de aquí.

Diana arrancó una de las páginas del libro que mostraba la misteriosa estrella antes de marcharse. Nayla y ella fueron las primeras en entrar a la ventilación una vez más para salir del lugar sin ser vistos.

—Y yo pensé que saldríamos de aquí como la gente decente —protestó Owen.

—Cállate, Wong, y entra de una buena vez.

Owen entró a la ventilación y se arrastró como gusano detrás de Diana. Cuando hubo suficiente espacio, Elliot fue el último en entrar a la ventilación y devolver la reja en su lugar para que nada ni nadie sospechara que los cuatro jóvenes estuvieron ahí. Salieron por detrás del campanario y enseguida volvieron al interior del internado para buscar a Emma, pero lo único que encontraron fue su walkie talkie tirado en el pasillo fuera de la biblioteca. No encontraron ningún rastro más de ella o de hacia dónde pudo haber ido. Simplemente se había esfumado.

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Al día siguiente la directora Wilson ordenó que despertarán temprano a todos los alumnos del internado y los llevaran al auditorio. La señora quería dar aviso de una noticia muy importante. La señorita Beverly y la enfermera Guy se encargaron de ordenar a las damas en sus lugares designados separadas de los varones, el profesor Morales y el profesor Adams se encargaron de los chicos.