15.

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—¡Benegas! ¡Chevalier! ¡Las clases ya comenzaron, salgan!

—Profesor Morales, Diana no puede tomar clases hoy.

—¿Por qué?

—Acaba de perder a alguien y no está en condiciones. Por favor no la obligue a salir.

El profesor miró a Diana casi juzgando el vacío que sentía. Regresó su atención a Nayla y rascó su nuca antes de hablar.

—Bien, Chevalier se queda aquí. Tú vienes conmigo, Benegas.

—No puedo dejarla sola. Soy su amiga, profesor.

—La que está triste es ella, no tú. Ahora cámbiate de uniforme, deja de decir pretextos y sal a correr con tus compañeros.

Nayla tardó en obedecer la orden del profesor. La castaña regresó con su amiga quien estaba sentada en el suelo y recargada en la pared mientras abrazaba sus piernas y derramaba lágrimas silenciosas.

—Vendré a verte entre clases, ¿sí?

Diana no la miró y tampoco contestó.

Nayla se levantó y salió del dormitorio de mujeres, preocupada por la salud y bienestar de la pelirroja. Desde que Diana había regresado de la oficina de la directora Wilson se había mantenido callada y con la mirada perdida. Nayla no fue la única que quiso hacer hablar a Diana el resto de la noche y de cualquier modo la joven no parecía estar presente.


Nayla se formó detrás de una chica que corría más lento que una simple tortuga, debido a esto Owen logró verla y alcanzarla.

—Tardaste mucho en bajar, princesa árabe. ¿Dónde está Diana?

—Tymor la llamó anoche a la oficina de la directora.

—Mierda. ¿Qué pasó?

—Le anunciaron la muerte de su abuela.

—¿Así que está triste?

Nayla dejó de trotar y se detuvo en seco para conversar mejor con Owen. Ambos se miraron de frente.

—Cuando llegó al dormitorio no me dijo nada en toda la noche, la que me dio la noticia fue la misma Tymor. Sigue sin decirme nada y además está en una especie de... shock o algo así.

—Acaba de perder a su abuela y no estuvo con ella en sus últimos momentos. Es totalmente normal.

—No, Owen. No la viste, su mirada es diferente —Humedeció sus labios—. No tengo idea de qué le pasa, pero estoy segura de que no solo es lo de su abuela, algo más le pasó ahí adentro...

—¡Wong! ¡Benegas! ¡Dejen de coquetear y comiencen a trotar!

Nayla regresaba con la pelirroja entre clase y clase para estar al tanto de su salud y saber si acaso ya había salido del trance en el que se encontraba, pero parecía que entre más tiempo pasaba, Diana seguía sin decir nada y esto solo hacía que Nayla se preocupara más

Era medio día y Diana se encontraba sentada en el suelo mientras abrazaba sus piernas, su mirada verde esmeralda estaba perdida y su llanto no cesaba por nada. La noche de ayer estuvo llena de emociones y lamentables noticias para ella, la muchacha tuvo la falsa idea de que la directora Wilson la dejaría salir y asistir al funeral de su única abuela y lo más cercano a una madre que ella tuvo. La culpabilidad la carcomía por dentro y no paraba de repetir aquellas escenas de ese día en el que su mundo se terminó y ella entró al internado.

El infierno que construimos [COMPLETA] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora