10.

18 2 0
                                    

La directora Wilson les levantó el castigo a ambos adolescentes al empezar la mañana. Advirtió severamente que si los volvía a encontrar haciendo semejante barbaridad las consecuencias serían peores. Diana afirmó con la cabeza y Elliot solamente sonrió malicioso, no para desobedecer la orden de la directora, sino para dejarle saber a Diana que ya estaba cerca de ella otra vez.

Cuando los jóvenes estaban en el sótano, no lograron conciliar el sueño debido a que el lugar en el que se encontraban era más frío que cualquier otra cosa. La Antártida se le asemejaba —supongo—, el suelo frío y duro como roca no les hacía de mucha ayuda. Solo se podían cubrir con una manta gris y su cabeza estaba recargada en una almohada hecha de plumas que picaban la cara.

—¿No te dijo cómo era ese tal Rey?

—Nop. Lo único que dijo era eso. Que noche tras noche se reunía con él.

—¿Y ella como carajos sabía eso? ¿Por qué Alexa jamás me habló de lo que hacía en las noches?

—Tortilla de harina, todo el mundo tiene secretos que no le cuenta ni a sus mejores amigos. Ya sea por desconfianza o simplemente porque no quieren que los demás lo sepan.

—Debió tener una buena razón para no decírmelo —susurró para sí misma.

El primer receso del día comenzó. Diana y Elliot no habían visto a Owen y Nayla desde la mañana y comenzaban a preguntarse por su paradero, más bien solo Diana.

—Te apuesto lo que sea a que Nayla lo está convirtiendo en el siguiente príncipe árabe —comentó Elliot en tono burlón.

Diana puso sus ojos en blanco.

—¿Por qué no dejas de pensar en esas cosas y usas el gramo de cerebro que te queda?

Elliot contestó con un guiño coqueto y una sonrisa burlona.

—Lee esto.

Diana le mostró el pedazo de papel que Nayla había encontrado dentro de su cama. Lo colocó en la mesa e intentó cubrirlo con su taza de café y el vaso de jugo de Elliot. Nadie debía verlo.

—¿Dónde lo encontraste?

—Nayla lo encontró dentro del colchón de su cama.

—¿Owen sabe de esto?

—Obviamente, imbécile. El único que no sabía eras tú, estabas muy ocupado con Cassandra en el salón de música cuando Nayla nos lo mostró.

—¿Sigues molesta por eso, bruja roja? Admite que te dan celos.

—Los chicos y yo llegamos a la conclusión de que no es un escrito hecho por Alexa —Elliot alzó su ceja—. Lo escribió alguien más.

—También habla de un monstruo y el "sueño eterno", claramente significa la muerte. Cuando habla de "me degustará", obviamente hablamos de canibalismo.

—Nayla tiene la idea de que alguien más fue asesinado antes que Alexa.

—¿Y?

—Owen y yo vamos a investigar, Nayla le hará preguntas a la directora y necesito que...

Nayla y Owen llegaron con los adolescentes lamentados por su retraso debido a que la profesora de química había prolongado la clase por un problema en el aula con otros dos compañeros.

—Debemos hablarles de algo —dijo Owen mientras compartía miradas con la árabe.

—Nosotros también —contestó Elliot.

—Bien —Humedeció sus labios—. Nayla y yo salimos anoche a encender fuegos artificiales, por el sonido de ellos un guardia estuvo a nada de descubrirnos, así que nos escondimos en uno de los salones más cercanos. Después de un rato un par de hombres hablaron sobre la llegada de alguien llamado "El Rey".

El infierno que construimos [COMPLETA] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora